ANDRÉS MOLANO-ROJAS* | El Nuevo Siglo
Lunes, 21 de Julio de 2014

PLANETARIO

¿Cuál Fortaleza?

“Diferentes jerarquías en BRICS complican su futuro”

EL RUIDO de los aplausos escuchado en Fortaleza (Brasil) la semana pasada, con ocasión de la cumbre de los BRICS en la que Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica anunciaron con bombos y platillos -aunque todavía no con todo el capital requerido- la creación de un “Nuevo Banco de Desarrollo” y de un mecanismo compensatorio de reservas  llamados a competir con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, no alcanza a disimular un hecho incontestable:  que el edificio de los BRICS tiene los cimientos de barro.

Resulta fácil sumar indicadores para generar mensajes de impacto:  que la población total del grupo asciende a casi tres mil millones de personas; que agregadas, sus economías nacionales representan el 25 % del Producto Nacional Bruto global; que controlan ingentes volúmenes de recursos (militares, naturales, industriales, etc).  Incluso, puede resultar persuasiva la idea de que este “G5” de potencias emergentes constituye una alternativa al odioso (y acaso caduco) predominio del “G7” de las potencias occidentales, la aurora de un nuevo orden internacional más democrático y equitativo, basado en el respeto a la soberanía, el multilateralismo y la sujeción al derecho internacional.  Aunque por un lado el todo sea siempre algo distinto de la suma de las partes, por el otro, nada sea más contraevidente que el creo que predican.

La verdad es muy distinta. Tras los destellos de la marca BRICS están las sombras que generan las notables asimetrías económicas, los contrastes políticos, los intereses no sólo divergentes,  sino además irreconciliables, y por supuesto, las debilidades estructurales de cada uno de sus miembros, que la mera asociación para nada compensa y más bien hace más palmarias.  Hasta ahora, si en algo están de acuerdo los BRICS, es aquello con lo que no están de acuerdo:  Bretton Woods, la intervención internacional en Libia, la condena al régimen de Bachar Al-Assad en Siria... O a la anexión de Crimea por parte de Putin.

El temor a una eventual hegemonía china -que Beijing se esfuerza vanamente por disipar-, la dependencia China del mismo sistema que denigra (en tanto tenedor de bonos del tesoro de EEUU), la relativa insignificancia de la “S” del acrónimo (incluso en su propio entorno africano), y la diferencia de jerarquías entre  socios, se ciernen sobre los BRICS sin que sea posible avizorar, por ahora, alguna perspectiva clara de futuro.

Todo ello debería frustrar a los profetas del declive de Occidente.  Pero como se sabe, lo único que frustra a los profetas es el cumplimiento de su oráculo.

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales