ANDRÉS MOLANO ROJAS* | El Nuevo Siglo
Lunes, 10 de Marzo de 2014

Píldoras geopolíticas

 

*  Es fácil decir que con la crisis de Ucrania el mundo ha vuelto a la Guerra Fría.  Lo difícil (y más necesario) es explicar por qué en realidad la coyuntura actual es esencialmente distinta de la Guerra Fría…  y de la Pos-pos-guerra Fría también.

*  Que la variable energética juega un papel fundamental en la lógica que orienta la acción de los actores involucrados en la crisis de Ucrania es evidente.  Pero eso no significa que ésta pueda explicarse sólo con el argumento de que uno no pelea con el gasista.

*  ¿Y a cuenta de qué debería intervenir Alemania en todo esto?  Durante varios años ha guardado prudente distancia de las intenciones de Estados Unidos de incorporar a Ucrania y a Georgia a la OTAN.  A fin de cuentas, nada puede hacerse contra la geografía; y para Berlín todo está razonablemente en orden mientras el Kremlin respete el confín del espacio extra-soviético y los enclaves bálticos.

*  Soberanía, integridad territorial y autodeterminación de los pueblos son principios de derecho internacional en permanente tensión: una tensión que sólo se resuelve políticamente, y casi siempre, ex post facto.

*  Odiosas, antipáticas, e injustas, las esferas de influencia han sido históricamente un instrumento más o menos efectivo de estabilización del sistema internacional.  Lo importante es establecer reglas claras, especialmente para las zonas de amortiguamiento.

*  Es evidente que a lo largo de la crisis se han producido violaciones al derecho internacional por Rusia.  Pero no se puede ignorar que los europeos, a su vez, incumplieron el acuerdo que ellos mismos habían gestionado y respaldado, entre Yanukovich y la oposición, al reconocer de forma casi inmediata el nuevo gobierno de Kiev.  Y lo uno, por supuesto, no excusa lo otro.

*  Que Putin haga lo que hizo no lo vuelve “el hombre más poderoso del mundo”, pero sí incide en la percepción (no necesariamente acertada) del “declive del poderío estadounidense”.  Por fortuna, la política internacional es mucho más compleja de lo que puede sugerir la sabiduría popular y el apurado comentario del experto de turno.

*  Queda visto que el peor enemigo del margen de maniobra de un gobierno es su propia retórica. Que Obama diga que habrá consecuencias -aprendida la lección de no andar trazando líneas rojas-, y que afirme que la crisis ucraniana es una “amenaza extraordinaria a la seguridad nacional”, sólo puede jugar en su contra a largo plazo.

*  No es 1914.  Pero el siglo XXI empieza a parecerse mucho al siglo XIX.

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales