ANDRÉS MOLANO ROJAS* | El Nuevo Siglo
Lunes, 9 de Diciembre de 2013

Conversación en Manama

 

Concluyó  ayer en la capital de Bahréin el IX Diálogo de Manama, organizado por el International Institute for Strategic Studies -prestigioso centro de investigación en materia de conflictos y asuntos militares-, y que convoca a expertos, funcionarios y agentes oficiales de más de 20 países para analizar los principales temas de la agenda de seguridad en el Medio Oriente y el Golfo Pérsico.  Obviamente, la crisis siria y su prospectiva, así como el acuerdo provisional con Irán sobre su programa nuclear fueron el centro de gravedad del debate.

Uno de los participantes fue el príncipe saudí Turki Al-Faisal, exembajador en Gran Bretaña y EE.UU., antiguo jefe de la Dirección de Inteligencia del Reino, y actual presidente del Centro Rey Faisal Investigación y Estudios Islámicos.  También pasaron por Manama el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, y William Hague, secretario de Exteriores británico.  Sus credenciales personales y el foro ante el cual intervino les dan una particular relevancia a las declaraciones de Turki Al-Faisal.  A fin de cuentas se ha especulado mucho sobre la forma en que los países del Golfo, y especialmente Arabia Saudita, recibieron lo pactado en Ginebra.

Para empezar, dijo tener “grandes esperanzas en el presidente Rouhani”, y saludó positivamente el cambio en la retórica iraní:  “Ya no oímos hablar del Gran Satán (EE.UU., en el discurso tradicional de los ayatolás), ni siquiera del Pequeño Satán”.  Esto no significa validar incondicionalmente los términos del acuerdo provisional, ni que hayan desaparecido los enormes recelos que el proyecto nuclear y las ambiciones de Teherán suscitan en Riad. De hecho, en seguida advirtió que “la gran sonrisa iraní no podrá ser tomada en serio mientras no cese su interferencia en los países vecinos”.  Pero no cabe duda de que tales cosas, en boca de alguien como él, insinúan una ventana de oportunidad que, aunque estrecha, no es para nada deleznable de cara al nuevo escenario geopolítico que podría estar configurándose en toda la región.

Post Scriptum 1.  A propósito de Mandela.  Una de las cosas más tristes de la muerte de un gran hombre es esa herencia involuntaria que suele dejar: el culto fetichista, las hipérboles, los parangones, la reivindicación oportunista de su historia y su legado.

Post Scriptum 2.  ¿Personaje del año en Colombia?  Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.  Sin mucho esfuerzo, acabó acorralando jurídica y diplomáticamente a Colombia, mientras aquí sigue haciendo carrera un discurso nugatorio e inútil, para el consumo interno y satisfacción de un patrioterismo tan irresponsable como trasnochado.

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales