Andrés Felipe Rangel Gómez* | El Nuevo Siglo
Miércoles, 1 de Octubre de 2014

¿Hacia dónde va Bogotá?

 

“La ciudad es como una casa grande”

Rafael Alberti

Bogotá ha tenido que padecer desde hace mucho tiempo las dificultades  que han producido los errores cometidos  por las pasadas  administraciones. La corrupción y la falta de gestión en asuntos claves para la ciudad como la movilidad, la seguridad y los temas sociales han hecho que las dificultades se acumulen, mientras que las soluciones y medidas que necesita la ciudad no se han realizado de la mejor manera.

Es desafortunado, que una ciudad con una población estimada para el año 2005 de   7.363.782 y que ya está cercana a los 476 años, no cuente con un sistema de transporte público de mejor calidad. Lo ideal que, al menos, tuviera actualmente  un  sistema de metro con líneas que interconecten la ciudad de extremo a extremo, un sistema de buses articulados (hoy llamado Transmilenio) de mejor calidad en su servicio, cobertura y un sistema de buses tradicionales mejor organizado.

El pasado paro de transporte tradicional permite hacer reflexiones acerca de la movilidad y del futuro de la ciudad en  el mediano y largo plazos. Al respecto, la opinión pública es variada, algunos opinan que el paro mejoró de  alguna manera la movilidad de la ciudad al permitir que salieran de circulación los buses tradicionales; otros opinan que el caos en la ciudad era evidente debido a la falta de rutas del SITP que cubran la totalidad de la ciudad y a la falta de puntos de distribución de la tarjeta que se necesita para acceder al sistema. Lo cierto es que los buses tradicionales se encuentran en pésimo estado, el servicio que se le presta al pasajero es de pésima calidad  y su circulación está lejos de ser ordenada y segura. Quizás, la mejor opción es que estos buses sean sacados de circulación y que el SITP pueda cubrir las rutas que hagan falta y mejore la distribución de la tarjeta que se requiere para utilizarlo. Por otra parte, está el tema de las vías en donde hace falta construcción, ampliación  y el mantenimiento necesario para que la movilidad mejore frente a un parque automotor en crecimiento. 

Otra de las dificultades que tiene Bogotá y que padecen a diario sus habitantes es la inseguridad. En la encuesta realizada en el 2013 por el DANE acerca de seguridad y convivencia se encuentra que en Bogotá al menos un 22.1% de la población ha sido víctima de un delito. Esto ubica a Bogotá como la segunda ciudad más insegura de Colombia, después de Pasto. Igualmente, de acuerdo con esta encuesta la percepción que los ciudadanos  tienen de la inseguridad en Bogotá está cercana al 70%, cifra sumamente alta, y que refleja la difícil situación que viven los ciudadanos. Estas y otras dificultades, nos deben llevar a pensar como bogotanos sobre el futuro de nuestra ciudad y los gobernantes que escogeremos para que la administren, confiando en que con la ayuda de Dios y con nuestras buenas decisiones podamos construir una ciudad con un mejor destino.

@feliperangel81

*Politólogo

Universidad del Rosario