Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Marzo de 2015

A TRAVÉS DEL TEODOLITO

¿Grecia sin euro?

Bien  parece ser que al tratar el problema de Grecia se hablan dos lenguajes distintos que tienen alguna similitud, como es resolver el grave asunto de su economía, pero que hasta ahora no conducen a una real solución de la muy difícil situación en la cual se halla el país. Según Alexis Tsipras, primer ministro triunfante y actual inquilino del despacho de Villa Máximos en Atenas, hombre que ejerce recientemente el poder luego del triunfo electoral que remplazó a un gobierno no bien calificado, solicita la participación financiera conducente a resolver los problemas griegos pero sin condición alguna referente a atender las propuestas que la “troika” ha propuesto para que se tomen medidas de austeridad. Ha dicho que las deudas que son sumas bastante altas con respecto al PIB, no podrán ser atendidas. Propone varias alternativas que van desde la disminución de la deuda, la restructuración de la misma o la emisión de bonos que podrán ser pagados con el crecimiento económico que estas medidas pueden generar; esa es la respuesta a las propuestas de austeridad. Las reformas planeadas, las debe adoptar Grecia misma y nadie tiene por qué darle cartilla; dice que solamente los pobres pagan impuestos y que los poderosos no lo hacen, legal o ilegalmente, por lo cual hará reformas que los pongan a pagar.

La “troika” la componen, como él llama a las tres instituciones a la cual está ligada su país, son la Comisión de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. Sostiene Tsipras que no pide filantropía; sino responsabilidad y solidaridad de toda Europa para con Grecia. Si Grecia no puede pagar sus deudas eso tiene que ver con toda Europa o por lo menos con los miembros de la Unión Europea, asegura el primer ministro. Grecia debe igualmente regresar lo más pronto posible al mercado de capitales al cual está marginada por ahora, circunstancia esta que no debe condicionarse con un programa que no esté ligado básicamente a atender unas cuestiones sociales penosas, sino estar ligado a unas medidas que traigan y creen crecimiento. El lenguaje de la “troika” es el de pedir austeridad que no acepta invocando su soberanía para escoger su destino. Se puede entender entonces que los lenguajes son diferentes, Tsipras no quiere medidas de austeridad como las sugiere la “troika” y buena parte de los miembros de la Unión Europea, sino que se abran las compuertas del crédito no como medidas de austeridad impuestas, sino para crear desarrollo con el cual se puedan atender los pagos que se deriven de los créditos que se obtengan.

El excanciller Helmut Kohl cuando firmó en  1992 el convenio de Maastricht dijo que la unidad monetaria creada conduciría a la unidad definitiva del continente europeo, o sea que el euro era más que una divisa sino la promesa, entre otras, de acabar con nacionalismos ciegos. Este propósito está poniéndose a prueba en Grecia; los comentaristas no han descartado que para resolver la grave situación Grecia salga del mundo del euro que le permita buscar recursos en otras partes, sin el condicionamiento de austeridad. Si esto sucede las consecuencias se podrán observar no solamente en el campo económico sino en el político. Esto se supone que debe poner a pensar a los integrantes de la Unión Europea, en particular a la canciller Ángela Merkel, de Alemania, que ha sido la voz severa a favor de la austeridad en Grecia.