Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Marzo de 2015

Caja de resonancia

 

Quien haya dejado de visitar a Alemania, en particular a Berlín en los últimos años, se llevará una gran sorpresa al reencontrarse con lo que anteriormente se llamó Berlín Oriental. En efecto lo que Berlín era en la época de la República Democrática Alemana, RDA, era bastante “sui generis;” ésta, la capital de Alemania quedó dentro del territorio de la RDA, sin embargo de acuerdo con el convenio entre las potencias triunfadoras, ésta la capital, quedaría dividida en dos partes: una de la RDA y otra bajo la tutela de las potencias triunfadoras, exceptuando a la URSS que quedó con la tutela de la parte oriental a través del régimen de la RDA. Así pues, Berlín Oriental se convirtió en  una típica ciudad de un régimen comunista. Para quienes tuvimos la oportunidad de visitarla y recorrerla en esa época era una ciudad ordenada; una de sus principales vías urbanas era la llamada Stalin Allee, hoy  imposible de reconocer, primero que todo porque le cambiaron el nombre. Una de las características que llamaban la atención era la ausencia de avisos luminosos; una ciudad muy seria y severa. No había necesidad de hacer propaganda, como que ni promociones de clase alguna eran necesarias. Hoy sigue siendo una ciudad seria pero el paso de los últimos 25 años que históricamente es un pequeño trecho, la ha convertido en una verdadera metrópoli unida indisolublemente al resto de Berlín y obviamente a la República Federal. Urbanísticamente ha tenido un vuelco total; sus barrios son muy bonitos particularmente el sector PrenzlauerBerg que puede ser orgullo de cualquier ciudad moderna por la calidad de personas que lo habitan y por su vida cultural y social. Los precios de la vivienda por las características allá no parecen tener igual en el resto de la ciudad. Una demostración de cómo la iniciativa privada desde luego con el estímulo del sistema puede transformar una ciudad. ¿Algo de esto sucede con algún vecino caro a nuestros afectos con los acuerdos de distensión que se anuncian?                                                                                                    

Alemania por su liderazgo, por su carácter y perseverancia en el contorno europeo y también en el mundial, se ha convertido en caja de resonancia de fenómenos mundiales; Ucrania y Grecia gravitan en los asuntos de los cuales se ocupa y piensa. Grecia tiene gravísimos problemas en sí misma, naturalmente con eco en la Unión Europa de la cual forma parte, particularmente en el aspecto económico del euro. Sus deudas en esta moneda pueden ser impagables de acuerdo con los compromisos. Sucesos políticos soberanos han llevado a las palancas del poder a un líder que comanda un partido que ganó las elecciones bajo promesas de acción política y económica que ahora la Comunidad Europea le pide a Alexis Tsipras, el triunfador, que rectifique para efectos de obtener su ayuda y concurso. Es como la cuadratura del círculo, pero en política y diplomacia todo es posible. Y en esta tarea está presente Alemania a través de Ángela Merkel.  Ahora los griegos están recordando que no han tenido compensación alguna por los crímenes que los alemanes cometieron durante la II Guerra Mundial. 

Dicen los estudiosos de este fenómeno histórico como es la Unión Europea que fatalmente habrá una ruptura o una realineación; los países con costas en el Mediterráneo son los que más problemas ofrecen y por allí puede reventarse el ovillo.