Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Marzo de 2016

A TRAVÉS DEL TEODOLITO

Colombia, cuerpo social activo

 

DICEN  los psiquiatras que para no mantener mente y cuerpo sano  lo peor puede ser la indiferencia al  entorno así como permanecer ajeno a todo lo que pasa alrededor. Eso como lucubración mental puede ser posible más que asunto real.  Por eso es que algunas personas no dejan de tomar en consideración que el ser humano tiene tres edades. La primera es la cronológica, que no admite ni discusión ni alteración de clase alguna aunque suele suceder que no falta quien al manifestar una edad cronológica diferente a la real, se está engañando a sí mismo; la segunda es la que se deriva del estado en el cual se encuentra el cuerpo humano o como quien dice la envoltura terrenal que se nos ha proporcionado.  Para eso existe la medicina y también las instrucciones de diferente índole, comenzando por la gimnasia que sugiere todo lo que hay hacer y no hacer para mantener la condiciones físicas en buen estado, para combatir el inalienable paso del tiempo que marca y deja la huella o por lo menos la retrasa por  el uso de las diferentes partes del cuerpo. Pero los años son implacables y quiérase o no con el paso de éstos el deterioro corporal se hace presente.

La tercera edad es aquella derivada del estado mental del ser humano, digamos del estado del alma o de sus manifestaciones. Para mantener el estado mental en buena forma, el cual a su vez tiene sus efectos sobre la caja del cuerpo, es conveniente tener problemas.  lo cual no significa buscarlos, pero sí tener la energía para enfrentarlos y buscar las soluciones que se consideren más convenientes y oportunas. Ese ejercicio, el de enfrentar con decisión los problemas y dudas que se presentan a lo largo de la vida, mantienen tanto la mente como el cuerpo sanos. Lo que es aplicable al cuerpo humano en cierta manera es aplicable a los cuerpos sociales. El primero de ellos, la familia, cuya sumatoria es la sociedad que también debe enfrentar sus asuntos con decisión y valentía.

Se me han ocurrido estas reflexiones como consecuencia de todo lo que le está sucediendo a nuestro país. Como cuerpo vivo está siendo sometido a pruebas que ponen a prueba su capacidad de análisis y de encontrar soluciones. La tranquilidad nacional, que ha estado amenazada por la guerrilla  por cerca de cincuenta años, es un asunto que ya estamos próximos a resolver aun con sectores da la sociedad que nos empujan a seguir peleando, teniendo como meta final la de derrotar a la guerrilla y aniquilarla.

Pero ahí vamos; mas, como los problemas no vienen solos ahora la CIJ ha resuelto volver a ponernos a pensar, ante la perspectiva de perder soberanía con el tema de las plataformas submarinas.  Como ser viviente esta sociedad colombiana discute multitud de asuntos sobre el tema entre otras si los intereses nacionales fueron debidamente defendidos en La Haya. Pero como lo dijo un gran dirigente nacional cuando tuvimos la desafortunada guerra con Perú,  en circunstancias políticas internas tan agudas y de polarización  tan severa como ahora,  el país acogió el propósito de mantener guerra en la frontera pero unión dentro del país. Aquí no ha habido duda alguna con respecto a la defensa de los intereses nacionales. Ahí para enfrentar este asunto, se han dejado a un lado las rencillas internas a cambio de la solidaridad nacional en frente a las pretensiones de despojo.