ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Viernes, 29 de Julio de 2011

Terrible e inaceptable xenofobia


“Seguramente ahora se tomen medidas de seguridad”


HASTA  la década de los sesenta, Noruega era un país de una gran unidad étnica y religiosa. Un país pobre, podría decirse hasta cuando fue descubierto petróleo que necesitó mano de obra adicional para enfrentar las necesidades del desarrollo que se le presentó. Esta unidad tradicional se rompió, no solamente por la necesidad de fuerza de trabajo, sino por los serios problemas que la población de muchos países estaba enfrentando. Así es como una ola de inmigrantes aprovechó esta circunstancia y se instaló en Noruega buscando mejores oportunidades de trabajo y también para huir de la inestabilidad en sus países de origen.


Las estadísticas noruegas sobre la inmigración discrimina entre los provenientes de países de Occidente y los que no provienen de allí. Han sido bien acogidos. Da la circunstancia de que la mayor parte de los inmigrantes proviene de países musulmanes, especialmente de Pakistán, o de mayoría de seguidores del Islam, de suerte que hoy por hoy la segunda religión después de los cristianos, es precisamente la de los musulmanes, que se han concentrado, la mayoría, en las ciudades grandes particularmente en Oslo la capital, en donde las estadísticas varían en sus informaciones; el 19,6% de sus habitantes son musulmanes que viven en la capital que tiene 490.000 habitantes. El país tiene un total de 4.900.000 habitantes; los musulmanes en términos porcentuales se ubican entre el 3% y el y el 8,16%.


La coalición de gobierno encabezada por el Partido Laborista apoya el multiculturalismo y la tolerancia entre todos los noruegos. Precisamente en la isla en donde Breivik, el desaforado y desadaptado que colocó la bomba en Oslo y dio cuenta de la vida de alrededor de 80 personas, es un lugar en donde se reúnen periódicamente, en esta época del año jóvenes simpatizantes o aspirantes a serlo del partido de gobierno.


La gran paradoja es que Breivik se ensañó en estos jóvenes en forma tan eleve e inusitada en un país tranquilo que no permite que sus policías anden armados; con su acción quiso hacer notar sus preferencias políticas en donde más le ha dolido a Noruega y también al mundo entero. Este atentado no solamente atacó al sistema político imperante en ese país sino a la idea y principios del multiculturalismo.


Ha sido una expresión de xenofobia de la cual no está exenta el resto de Europa, particularmente en contra del Islam. Seguramente en Noruega se tomen ahora medidas de seguridad extremas que coarten manifestaciones de terrorismo que ahora provienen de la extrema derecha en contra de sistemas de gobierno tolerantes y generosos.


El mundo entero ha condenado esta masacre. Está por verse que pasará en el mundo occidental luego de este atentado. ¿Tendrá Breivik seguidores que quieran continuar su mal ejemplo para hacer notar su xenofobia?