ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Junio de 2014

Ejercicio limpio de la democracia 

 

Pasadas las famosas elecciones que tanto tiempo nos tuvieron en vilo, nos sentimos los ciudadanos como en aquellos casos en que asustados, digamos con culillo, como cuando estábamos en vísperas de un examen difícil en el colegio o en la universidad, salíamos de él bien o mal. Pasamos el mal momento y a continuación venían los comentarios con los compañeros, en este caso los amigos ciudadanos votantes para saber cómo le había ido a cada cual y qué se espera para el futuro.

La primera reacción de la cual fuimos testigos fue la presentación desde los cuarteles de la candidatura derrotada. En esa ocasión pudimos apreciar a un Óscar Iván distinto al que habíamos estado acostumbrados a escuchar. Un caballero a carta cabal que no tuvo inconveniente EN reconocer el triunfo de su opositor, en elecciones sanas y limpias, del candidato Presidente en ejercicio Juan Manuel o Juanpa, como lo bautizó la abuela en Villavicencio. Ahí sí que marcó la diferencia entre él y su promotor Uribe, quien no tuvo inconveniente en tender una sombra de dudas sobre la legitimidad de las elecciones, las cuales según el observador de la OEA, no ofrecieron duda alguna. Ahí marcó Zuluaga un principio de  desentendimiento con su mentor, desentendimiento que posiblemente iniciará  el proceso de Zuluaga en una vida política propia. La opinión pública, con su mensaje y de acuerdo con la manera como él se conduzca en el futuro, borrará la idea que tiene que es un mensajero de otro. Recomenzará una vida política distinta que le podrá traer compensaciones en el futuro.

Las invectivas de Uribe nos trajeron a la memoria la actitud de Rojas Pinilla en las elecciones en las cuales resultó electo Misael Pastrana, cuando, so pretexto de fraude se quiso desconocer el resultado de las urnas. En una actitud que no ha sido analizada y aplaudida por lo patriótica, no quiso incendiar al país con sus huestes aguerridas que esperaban su retorno a las palancas del poder. No hay que olvidar que el Presidente era Carlos Lleras Restrepo, miembro de una casta de dirigentes nacionales que para infortunio del país está desapareciendo. Su energía, además, no permitió desórdenes y que el último Presidente del Frente Nacional se posesionara pacíficamente en medio del reconocimiento nacional. ¡Cómo nos hace falta esta estirpe de dirigentes que piensan más en la nación que en sus apetitos personales!

La actitud de Santos al solazarse de su triunfo no ha sido otra a la de invitar a todos los colombianos, sin distingos de sus simpatías políticas,  pues, así como fue reelegido por una mayoría de los sufragantes que lo hicimos en la segunda vuelta, es el Presidente de todos y como lo ha dicho no reconoce enemigos. Que haya oposición es bueno para la democracia. Él no gobernará en contra de los que votaron por Óscar Iván en quien reconoce a un buen ciudadano, sino a favor de todos nosotros. Que unos piensen en una manera distinta de gobernar al país, no constituirá objeto de enemistad sino más bien acicate para sus tareas de gobierno. “Se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la mitad en contra” dijo J. F. Kennedy pensamiento inaplicable en este ejercicio electoral;  así lo reconoció Óscar Iván al aceptar su derrota y el triunfo de Santos en el sano y limpio ejercicio de la democracia.