ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 3 de Agosto de 2013

Perdón y olvido

 

El entusiasmo y optimismo porque las conversaciones con las Farc tendientes a obtener  algún arreglo que permita que dejen de matar e inquietar siguen incólumes, aunque bastante deteriorados por las acciones que se suceden por fuera de La Habana. Los asaltos a la fuerza pública con muertes injustas no parece que puedan ser un buen telón de fondo que favorezca las negociaciones.

Los de las Farc han sido astutos e inteligentes; o lo son ellos o sus asesores que han pretendido ubicarse como “víctimas” del conflicto y cómo el Estado colombiano quiere, como queremos todos los colombianos, darles tratamiento amplio y generoso a quienes han sido víctimas inocentes del conflicto, ellos también se han ubicado de ese lado de suerte que hay que darles el tratamiento de “víctimas” inocentes de este conflicto que ellos han generado. Ya han notificado que ellos no pagarán un solo día de cárcel por los crímenes que han cometido. Con gran generosidad se ha planteado lo de la justicia transaccional que permitirá dictar normas judiciales especiales para juzgarlos.  El presidente Santos se la está jugando en forma decidida, tanto, que se reunió con los representantes de la Justicia, las Cortes, para ambientar y explicar lo que se pretende. Ejemplos de este tipo de justicia se han producido en Guatemala, El Salvador, Argentina y otros países con los cuales se ha pretendido dar fin a conflictos que los aquejaron. El perdón y el olvido son virtudes que deben ponerse en práctica para tratar de que la paz con todos sus beneficios impere en Colombia. Eso es lo que todos los colombianos deseamos. ¿Qué tal la propuesta que el desarme, si lo hay, se aplique inclusive a todos incluyendo las Fuerzas Armadas colombianas?  Razón tienen los militares de no aceptar que la justicia transaccional, si la hay, se aplique a los militares que cumpliendo sus obligaciones constitucionales nos han defendido de ellos y hoy están siendo objeto de sumarios y procesos por haber cumplido con su deber.  Otro es el caso de quienes vistiendo el uniforme militar han cometido delitos comunes que deben ser juzgados y condenados por haber irrespetado y violado el juramento cuando han jurado bandera. Para ellos no puede haber justicia transaccional, ni pueden ser objeto de perdón y olvido sino ser juzgados con la severidad de nuestras leyes.

Si queremos la paz es necesario que todos tengamos conciencia de que debemos perdonar y olvidar y así iniciar una nueva etapa en nuestra vida republicana; con la frente en alto encararla.  Buen viento y buena mar le deseamos todos los colombianos al presidente Santos en esta tarea, pues su responsabilidad histórica es muy grande.