ALEJANDRO CARRIÓN | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Junio de 2014

Se transformarán en alegría


Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: «Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver?». Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir». Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: «Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.

Meditación del Papa Francisco

El Espíritu Santo que guía a la Iglesia, y a cada uno de nosotros, a la Verdad plena. En nuestros días, marcados por el relativismo, es necesario preguntarnos como Pilato: ¿Qué es la Verdad?. La Verdad con mayúsculas no es una idea que nosotros nos hacemos o consensuamos, sino una persona con la que nos encontramos. Cristo es la Verdad, que se ha hecho carne. Y el Espíritu Santo hace posible que lo reconozcamos y lo confesemos como Señor. 
El Espíritu Santo nos recuerda las palabras de Jesús y las imprime en nuestros corazones. Él es la ley inscrita en nuestro interior, donde tomamos las decisiones. El Espíritu Santo, además, nos lleva a la inteligencia de la Verdad completa. Él es quien suscita el sentido de la fe en los creyentes creando una comunión, cada vez más profunda, con Cristo. Mediante el Espíritu Santo, el Padre y el Hijo hacen morada en nosotros. (S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013).

Reflexión

El cristianismo es el camino de la alegría. Al igual que en la vida de Jesús, los cristianos encontramos muchas cruces en nuestro camino, porque es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la Vida. Un camino arduo; pero, sobre todo, lleno de alegría, de la alegría profunda de poseer a Dios, de tener el triunfo y la bienaventuranza final asegurados. 

Propósito

Me esforzaré por dejar de lado toda crítica y queja sobre las dificultades de mi día y le daré gracias a Dios por acompañarme este día. 

Diálogo con Cristo

>Jesús, hoy no te quiero pedir me quites mis cruces, es más te las quiero agradecer. Te las agradezco porque sé que Tú me las has dado porque sabes que yo puedo con ellas, porque sabes que con ellas me puedo unir a ti, y ahí es donde me doy cuenta de que no pesan las cruces y sólo queda la alegría de saberme tu amado. 
“El camino de Dios es de renuncia, de mortificación, de entrega, pero no de tristeza o de apocamiento”. (San José de Escrivá, Amigos de Dios, 128). Fuente: Catholic.net