ALEJANDRA FIERRO VALBUENA, PhD. | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Junio de 2013

Blanco y negro

 

Aunque  la obra de Cormac McCarthy, The sunset Limited,ya hace años fue publicada y comentada por la crítica, la actualidad de su argumento me invita a escribir hoy, años después, sobre ella y a sugerir vivamente su lectura.

Una biografía humana por lo general se  suele leer como una composición de grises. Se tiende a recomendar a aquellos afectos a los extremos radicales, que consideren los matices de su postura, para comprender mejor una determinada realidad. Aun cuando el ser humano es capaz de percibir el mundo en blanco y negro, las experiencias humanas lo enfrentan con la imposibilidad de distinguir nítidamente y clasificar, dando así satisfacción a la racionalidad, los actos y decisiones en una estructura binaria de opuestos.

Contraria a esta tendencia, la obra de McCarthy pone en escena el esfuerzo por comprender el mundo desde orillas opuestas; de manera magistral va mostrando con exquisitos y elaborados argumentos, las vías de diálogo y de (in)comprensión entre el blanco y el negro (protagonistas de la obra), cada uno dando despliegue a los puntos cruciales de su postura vital.

Que el tema desde el cual se presenta la argumentación sea la cercanía de la muerte (y la salvación), le permite al autor hablar de temas tabú como la fe, la acción de Dios, el ateísmo, la inmortalidad del alma, el sentido o sinsentido de la vida. Para un mundo ya casi inmerso por completo en la indefinición y la fragmentación es refrescante una aproximación a posturas que se definen a sí mismas como omnicomprensivas.

La obra teatral que McCarthy construye con sólo dos personajes recoge, sin embargo, en la larga distancia que separa al uno del otro, la multiplicidad de posturas que el ser humano puede llegar a tener frente a la muerte y el sentido de la vida. Con su diálogo, esta peculiar pareja pone al lector en la tesitura de plantearse a sí mismo, qué validez tiene cada uno de los argumentos presentados frente a la propia postura vital.

Que uno de los personajes opte por la vida cuando siendo presidiario ha estado al borde de la muerte (no sólo física sino también moral), y el otro, con gran riqueza académica y cultural y con una buena posición social recurra al suicidio y añore la muerte, pone el dedo en la llaga a la pregunta por el sentido de la vida humana y ofrece un campo de reflexión que no deja de ser sumamente atractivo.

La brevedad de la obra permite al lector sumergirse con facilidad en el contexto y experimentar vivamente las circunstancias existenciales de los dos personajes. Sin embargo, no por su brevedad es un texto leve. Al contrario, exige un ejercicio reflexivo profundo y serio justamente porque apunta a las preguntas cruciales que pocas veces estamos dispuestos a enfrentar. Esta propuesta literaria les apuesta a las posturas radicales como marco de referencia para comprender la escala de grises propia de la vida humana.