El mensaje de Francisco
“En los pobres se encuentra gran riqueza espiritual”
Inevitable reflexionar en torno a la figura del nuevo Sumo Pontífice. La iglesia Católica celebra la elección del nuevo Papa que, en sus pocos días de liderazgo, ha conseguido remover las mentes y los corazones de creyentes y no creyentes, de ricos y pobres, de poderosos y humildes.
Con Francisco se alza con fuerza un clamor que lleva ya tiempos rondando no solo el mundo espiritual, sino también aquel conquistado por el capitalismo y el progreso. La voz que se alza cuestiona el consumo desenfrenado en el que se ha sumido la humanidad y que ha llevado a considerar como sinónimo de éxito vital la adquisición y posesión de bienes a costa de lo que sea. Cuestiona el maltrato que la especie humana ha dado a la creación. Cuestiona una cultura anclada en el egoísmo y susceptible por ello al odio y a la guerra. Francisco se ha llamado así justo porque ve la necesidad y sobre todo, la vigencia del mensaje que con su vida nos legó San Francisco de Asís.
En su mensaje confluyen tópicos que coinciden con aquellos en mayor crisis hoy. La pobreza como estilo de vida es el primero. Si ya en sus tiempos era tremendamente polémico plantearlo, ¿cómo será hoy, en un mundo con alto índice de población de escasos recursos económicos y, por lo tanto, sin acceso a la educación y a la salud? Justo lo que nos propone su mensaje es reconsiderar lo que significa ser pobre y vivir la pobreza. Pasa desde luego por la redistribución justa de los recursos, pero esto solo se dará una vez se entienda que en los pobres del mundo se encuentra la mayor fuente de riqueza espiritual. Esta mirada humilde permite romper las barreras mentales que el inventado mundo de la publicidad nos ha vendido como verdades.
Otro punto clave de su mensaje es la relación con la naturaleza, en especial con los animales. La oración al hermano sol, la hermana luna, el hermano lobo, nos invita a reconsiderar nuestro papel en el mundo y a reordenar los lazos que nos unen con miembros de otras especies. El uso de los recursos ambientales, el desarrollo de nuevas tecnologías, los avances científicos deben ser evaluados con una nueva luz que ponga como base no el progreso sin más, sino el equilibrio de todos los habitantes de la tierra.
La tercera línea de acción que se deriva del mensaje franciscano es la propuesta de paz. Si se mira su vida, se encontrará en Francisco de Asís a un gran luchador. Dios le pide restaurar la Iglesia que en aquellos tiempos pasaba por una crisis mucho mayor que la que vive ahora (de hecho, si comparamos con otros tiempos a la Iglesia actual, con todo, le va mejor). Pero su lucha fundamental consistió en ser un verdadero instrumento de la paz de Dios, es decir, en la entrega total a Su voluntad. La propuesta es clara: sólo en la medida en que haya humildad y entrega se puede hablar de paz verdadera. Las luchas de poder no desembocan en caminos pacíficos.
Así lo ha explicado el Santo Padre. Ha elegido su nombre porque ha decidido seguir el camino de Francisco.