Construir confianza
Los países que vienen cometiendo errores políticosy económicos de modo secuencial, siempre liderados por gobiernos de sesgo populista, enfrentan un desafío inmenso y por lo tanto tienen una gran oportunidad por delante.
Argentinaparece intuirque su itinerario presente no es el adecuado. Tal vez sea ese el principal motivo por el que el oficialismo ya no tiene margen siquiera para ungir a su sucesor pese a la autoproclamada década ganada. El gobierno padece de una endémica falta de confianza.
No se trata de lo que se ha dicho para obtener votos y ganar elecciones, ni de lo que se ha tergiversado la historia para acomodarla a gusto y paladar. Es que los que toman decisiones saben que el gobierno puede hoy afirmar algo y desmentirlo en pocos minutos más. Es inviable generar atracción, conseguir aliados útiles, seducir inversores y ser el centro de atención y respeto, con tan evidente desprecio hacia los demás.
Aún falta bastante tiempo para el siguiente turno electoral. La actual conducción solo tiene la expectativa de pilotar este vuelo superando las innumerables turbulencias para llegar a destino y entregar la posta al que viene. No hará los deberes, no resolverá ningún problema en este trayecto entre el presente y el momento de ceder el mando. Solo intentará postergarlo todo para que el siguiente se ocupe de ver como los resuelve.
En ese escenario, el que triunfe en la próxima contienda electoral y deba asumir la tarea de liderar el futuro, tendrá mucha labor. Pero nada de eso se logrará si los ciudadanos y los dirigentes políticos no comprenden la inmensa necesidad que tiene el país de recuperar credibilidad.
Argentina necesita inversiones, dinero fresco, un flujo de capitales constante que permita generar puestos de trabajo, compensar el imparable drenaje de divisas y abrir nuevos mercados integrándose al mundo.
Se dispone de abundantes recursos naturales, variedad de climas y oportunidades de negocios casi infinitas. Pero nada positivo sucederá si el próximo gobierno no consigue un categórico consenso que asegure seguridad jurídica y la plena vigencia de la propiedad privada. Sin esos ingredientes, los capitales no aterrizarán y sin ellos el país seguirá vegetando sin despegar.
Argentina tiene mucho por hacer. La campaña electoral mostrará rivalidades entre candidatos, pero si la clase política en su conjunto no logra edificar las bases de una estrategia consistente, no importará demasiado quien triunfe en las urnas. El país dispone de una oportunidad colosal.
El panorama no es el mejor y esta que se avecina no será una transición sin sobresaltos. Si se entiende lo que sucede se transita un camino hacia el enorme reto de construir confianza.
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