La restauración del orden
Los esfuerzos por fortalecer la civilidad, restaurar el orden y la convivencia pacífica entre los colombianos, están ligados al fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, la mística y el debido respeto que le debe la ciudadanía a la institución castrense. Los que están por debilitar, desprestigiar o minar la moral de las tropas, no contribuyen a la reconciliación colectiva. Quienes se oponen al ejercicio de la soberanía nacional que compete al estamento militar en todo el territorio del país, apuestan contra el sistema.
En tiempos de gravísimos conflictos y desafíos del terrorismo contra el Estado, el Gobierno debe tomar medidas excepcionales. En medio de un conflicto como el que se libra en Colombia por más de medio siglo, el Fuero Militar es una necesidad imperiosa. Así lo entiende la sociedad colombiana y, en especial el Partido Conservador, cuyos directivos se lo volvieron a reiterar como un punto esencial del compromiso político al presidente Juan Manuel Santos, la semana pasada.
En gran parte la ofensiva de las Farc de los últimos días tiene que ver con la penosa situación que se padece en el seno de las Fuerzas Armadas, entrenadas para combatir a los sediciosos, que con razón temen enfrentar a la subversión a riesgo de ser enjuiciadas por la justicia civil. Que en medio de la confusión general se ve hostilizada por los indígenas bajo presión de los grupos armados fuera de la ley, que insisten en convertirse en repúblicas independientes dentro del territorio nacional y asumir funciones militares en los resguardos, como en la petición del retiro de los efectivos militares de la zona, en tanto, afirman, que con la guardia indígena y sus bastones harán retroceder a las Farc.
Es evidente que los indígenas no pueden dividir a su antojo el territorio nacional, ni crear repúblicas independientes, ni desalojar a los militares de sus puestos de mando. Los indígenas en los resguardos tienen competencia administrativa y pueden atender de los delitos menores que cometan elementos de su comunidad, asuntos de baranda y nada más. En ningún caso en los resguardos pueden asumir funciones propias de los militares, que han sido adiestrados para cumplir sus deberes de proteger a todos los colombianos, incluida la población aborigen. Eso lo reconoce la ONU, puesto que nuestro país no es el único que cuenta con resguardos para proteger a las minorías.
Es de advertir a la comunidad tribal que de proceder contra los militares pueden provocar incidentes de lamentar, lo mismo que sufrir la respectiva judicialización por agredir a las tropas. No se debe permitir que se extienda esa modalidad de atacar a los uniformados que cumplen su deber a lo largo y ancho del territorio nacional en medio de los ataques terroristas. Es preciso persuadir a la comunidad indígena de la necesidad de respetar la ley, así como propiciar el entendimiento cívico-militar con la población.
Restablecer a plenitud el Fuero Militar significa devolverles a los soldados la moral e incentivarlos a cumplir sus deberes dentro de los cánones estrictos de proteger a la sociedad civil.