Aislamiento inteligente | El Nuevo Siglo
Jueves, 28 de Mayo de 2020

El ser humano es trashumante por naturaleza, es decir, animal de movimiento. El estacionario no hace parte de su esencia, por tal razón la prisión aterra, hay quienes dicen: “prefiero morir que estar en una cárcel”. De ahí que esta cuarentena y el aislamiento obligatorio, fue una dura prueba de autodisciplina, de recogimiento, de compartir con los suyos, de interiorizarse y de resiliencia.

Lo anterior ha sido parte de la experiencia que todos hemos pasado, ahora entramos gradualmente a un aislamiento inteligente, aun así que muchos centros de diversión y esparcimiento estarán cerrados o parcialmente abiertos. A quienes gustan de salir una o más veces a la semana a restaurantes, bares y compartir copas con los amigos, a bailar, al teatro, cines o a centros comerciales y calles, se les devuelve la posibilidad, pero bajo el sentido de disciplina y no de coacción.

Personalmente me hace mucha falta salir a correr en las mañanas, como ha sido mi hábito desde hace más de 40 años o a caminar algunos kilómetros diarios. Mi reto personal más allá del beneficio del ejercicio, ha sido privarme de compartir con la naturaleza, los árboles y pajaritos que veo y escucho por el humedal que frecuento; también la calle, andenes, vehículos, la gente, los almacenes y supermercados.

Es parte de la vida y la libertad de todo ser humano sentir la actividad social, aquello brinda esparcimiento y esperanza, hace vivir la vida y que uno es parte de ella.

¿Por qué viajamos a otras ciudades, países y ambientes? Lo hacemos no tanto por admirar la fría arquitectura, es para internarnos en otras culturas, compartir con personas diferentes, percibir ambientes, gustos y costumbres. A mi me encanta ir a Disneyworld, a todos mis hijos los llevé de pequeños, pero también en algunas ocasiones que viajé solo por negocios; aprovechaba un par de días para divertirme en ese estupendo parque, no me imagino estar ahí sin gente, pues las personas son la esencia de la vida.

Ahí está el reto, ahora tenemos la oportunidad de volver a socializar, pero ante la amenaza, hacerlo inteligentemente, no desbordarnos, guardar los protocolos de bioseguridad y ser sensatos. Salgamos pero no abusemos, controlémonos y guardemos distancias, pronto volveremos a la normalidad. Esta experiencia nos servirá para valorar lo que Dios nos dio: ¡libertad!

arangodiego@hotmail.com