Adriana Llano Restrepo | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Marzo de 2016

ELSEPTIMAZO

Ludificación

 

DE qué escribe uno un sábado Santo mientras el mundo estalla a pedacitos y la fe nuestra de cada día se quebranta. Que nos falta moral gritan píos e impíos, mientras yo creo que lo que nos sobra es moral pero lo que nos falta es ética, aunque de ética no se habla porque en este mundo ludificado la ética no es taquillera.

De qué escribe uno un sábado Santo, me digo mientras martilla en mi cabeza un neologismo acuñado por mi nuevo filósofo de cabecera, el coreano heideggeriano Byung-Chul Han, para explicar ese estado de cosas lleno de emoción y vacío de sentido al que nos ha conducido la hipercomunicación universal con sus 140 caracteres de twitter, los emoticones de whatsapp, los like de Facebook y las noticias en caliente, sin tiempo para rumiar, digerir, decantar, procesar.

De qué escribe uno un sábado Santo si estamos tan ludificados que preferimos la gratificación inmediata de los actos morales que la lenta y ardua recompensa de los actos éticos. La moral es obediencia ciega a un corpus de normas. Pero la ética es discernimiento sobre las normas. Y pensar no es placentero.

De qué escribe uno un sábado Santo mientras conmemoramos el sacrificio de Cristo, ocurrido precisamente por exceso de moral de quienes lo clavaron en la cruz; es que la moral es para borregos.

De qué escribe uno un sábado Santo mientras la ludificación, ese prurito de placer y recompensa instantáneos, hacen aparecer causas muy morales y poco éticas.Como la de los fanáticos de ISIS, tan obedienticos ellos pero con tan poca ética para compadecerse del reguero de víctimas que van dejando a su paso por Europa.

De qué escribe uno un sábado Santo si nos hemos ludificado tanto, que ya no sentimos más que el vértigo de las emociones; somos emocionales como emocional es la moral. Obedezco y me gano el placer del cielo, terrenal o metafísico. Disiento y sufro. Pero es el disenso, la crítica a la norma, la que nos puede poner en la senda de la verdadera comunicación humana y por ende, de la ética, que es pura compasión por el otro, no ludificación de las relaciones.

En este sábado Santo pienso en sentir juntos; no, no es ponerme en tu lugar porque yo nunca comprenderé tu dolor ni tú el mío. Eso es emocional, ludificación moral para un post de Facebook.

Nos lo enseñó Cristo en vida. Compasión. O sea, pura ética. No moral.