Adriana Llano Restrepo | El Nuevo Siglo
Viernes, 28 de Agosto de 2015

EL SEPTIMAZO     

EduPunk

Mientras  trato de comprender las nuevas maneras de leer el mundo, recuerdo a Nietzsche: “Poco a poco he ido viendo claro el defecto más general de nuestra manera corriente de educar y enseñar. Nadie aprende, nadie aspira, nadie enseña a soportar la soledad”.

Miro a Mariana, mi hija mayor, una filósofa de La Sorbona que optó por la filosofía punk del “hágalo usted mismo”, cuya ética la ha tenido al margen del consumo inconsciente de bienes, cosas y servicios. El “hágalo usted mismo” del movimiento punk le permite organizar sus propios sistemas de comunicación, realización y distribución de proyectos productivos y culturales.

El “hágalo usted mismo” es un reto a la inventiva. No es un retroceso ni un romanticismo, ni el deseo de vivir en El Mundo Amish, de Travel and Living Chanel, aunque quienes lo practican hacen parcialmente su ropa, o la intervienen, cultivan su comida o participan del proceso.

Pero sobre todo el “hágalo usted mismo” es una apuesta por la identidad y quizás una objeción a la estandarización, extensible a la manera como se aprende y como se enseña.

Nietzsche lo preconizó en Aurora y hoy algunos teóricos de la educación abogan por el “hágalo usted mismo”, como el filósofo Carlos Esteban Barrera Silva con su colegio Qualia, o la pedagoga María Acaso, autora de rEDUvolution, quien afirma que no se puede aprender con una lección tradicional, donde lo único que se consigue es “una educación bulímica, donde te atracas de información que vomitas el día del examen y luego olvidas”.

En 2008 se acuñó un concepto que toma el “hágalo usted mismo” de los punk: la EduPunk, que cubre todas las metodologías que no son la tradicional y usa prácticas de aprendizaje y enseñanza colaborativas tipo “hágalo usted mismo”, porque lo suyo eshipertextual y multilineal, heterogéneo y heterodoxo, más allá de la egolatría de quien enseña y de la pasividad de quien aprende.

Con un poco de EduPunk los jóvenes serían más críticos y menos clones, más reflexivos y menos acomodados, más mediadores que  agrimensores,capaces de rumiar en soledad lo que ven y les decimos, tal como quería Nietzsche, pero a sabiendas de que lo más grato es el “hágalo con otros”, que no es en multitud, sino en comunidad.  

Lecciones aprendidas al mirar a Mariana, mi hija filósofa y punk, quien desbarata su chaqueta, la recrea con su estilo y la usa a su manera, sin destruir la sastrería, pero dándole nuevos significantes.