Administración pública y regionalismo | El Nuevo Siglo
Martes, 25 de Agosto de 2020

Hidroituango simboliza el típico proyecto del progreso que se funda sobre su potencial para impulsar el desarrollo y la integración nacional mediante la acción del Estado, promovido por una élite regional movida por su espíritu empresarial y en alianza con la política. Así, en 1998 se constituyó la empresa mixta departamental Promotora de la Hidroeléctrica de Pescadero – Ituango S.A. E.S.P. En 2009 cambió a HidroItuango S.A. E.S.P. y en 2011 se escinde y crea su beneficiaria EPM Ituango S.A. E.S.P.

Desde el principio el proyecto tuvo serios reparos por los impactos medioambientales y socioeconómicos en los municipios afectados, los cuales ya padecían las heridas del conflicto armado. Pero con el poder de la alianza élite regional y gobierno central avanzó e inició obras en 2009. Sin embargo, como toda decisión política de esta naturaleza necesita no solo de ingeniería, empresas y financiamiento, sino de una administración pública capaz de hacerla realidad.

La creciente del río Cauca en 2018 afectó la obra y mostró al país y al mundo la otra cara del proyecto: la de los riesgos materializados y la realidad de las poblaciones afectadas. Superada la emergencia, las controversias sobre estos hechos aún continúan e interpelan a los actuales alcalde y gobernador.

La decisión del alcalde de Medellín de interponer demanda judicial para establecer responsabilidades dentro de un cúmulo de actores, suscitó reacciones como la renuncia de la junta directiva de EPM y todo tipo de declaraciones adversas, sobre todo de la política regional. La presión hacia el alcalde es fuerte, dejando la impresión de que se busca que se mire para otro lado. El regionalismo se caracteriza por estructuras de lazos íntimos que interfieren la relación entre política, administración pública y negocios. Gusta mostrar los éxitos, pero no quiere que se miren las desventuras que su naturaleza endogámica acarrea.

Gobernar es entrar en acción, quien recibe impulsa la política y debe asumir la administración. Es decir, la dirección y responsabilidad de lo que se hace y cómo. Todo mandatario tiene retos frente a lo heredado de sus antecesores: megaproyectos y megacontratos están primeros en la lista, sobre todo si, como es usual, vienen con problemas que no debieran.

El caso Hidroituango es de interés nacional y debe abrirse al país, más allá de demandas y renuncias, es lo que por ahora está logrando el alcalde Daniel Quintero, pues tales decisiones no se pueden seguir manejando en tono menor, ni deben ser vistas como un ataque al empresariado ni al orgullo paisa ni a la reputación de la empresa. La administración pública no puede verse como separada de la política ni reducida a vicisitudes burocráticas.

Ojalá el alcalde dé el paso para contar con una completa evaluación externa e independiente, la cual ayudaría a considerar las decisiones y cuantiosos recursos que aún demanda Hidroituango. Pues al final, EPM es símbolo y demostración de que la prestación de servicios públicos por el Estado es estratégica y rentable, económica y socialmente. Es un aprendizaje para la sostenibilidad del desarrollo territorial, el cual merece fortalecerse y promoverse.

@Fer_GuzmanR