La fecha evocada data de 1789, cuando la Bastilla, en Paris, fue asaltada por los revolucionarios, liberando a unos presos que allí se encontraban, toma que significó el símbolo de la emancipación y el triunfo del pueblo frente a las dinastías despóticas de la época. El atentado terrorista de Niza del pasado 14 es un síntoma que debe analizarse partiendo de la coincidencia efeméride.
Para estas épocas, en el mes de julio, podría decirse que por razones de astrología, o simplemente por regresiones psíquicas, las gentes asumen conductas de liberación frente al poder y reclaman su independencia. Fue el 4 de julio de 1776 que los Estados Unidos de América consolidaron su autonomía; El 20 de julio de 1810, frente a la tienda de Llorente, los criollos colombianos se sublevaron contra las autoridades españolas comenzando su lucha abierta y franca contra la Corona; el 9 de julio de 1816 el pueblo argentino rompió formalmente su dependencia de la monarquía española.
Esta breve remembranza tiene causa en los últimos acontecimientos que cubren el panorama informativo en el mundo. Empezando por la frustrada tentativa de golpe militar del 14 en Turquía, intento que fuera de esperarse pues lo cierto es que la imagen del presidente Erdogan con respecto a las mujeres, no es la mejor y por eso en el cacerolazo de junio pasado el movimiento femenino turco sembró la semilla para la subversión que ahora aflora.
El mismo pronostico tiene el futuro de Mauricio Macri, el defensor del monopolio de los medios de información, a quien censuraron multitudinariamente los argentinos, incluso quienes por él votaron, por el incremento pauperizador de las tarifas de los servicios públicos. El cacerolazo del 14 de julio fue un anuncio de lo que puede ocurrir por el despelote económico decretado. Evita murió un 26 de julio y su espíritu vive en su pueblo y la historia tiende a repetirse.
Igualmente augura la situación del Brasil. La suspensión de Dilma, sustentada en un impeachment sin soporte constitucional, disfrazado con acciones penales para favorecer al improvisado “temeroso” y que el pueblo raso rechaza, ha caído en la sospecha popular por la designación, el 12 de julio, como presidente de la Cámara a Marcelo Castro, ex ministro de Salud de la señora Rousseff.
Y si por allá llueve por aquí en Colombia no escampa. La huelga de camioneros, un factor de poder crecido desde cuando se hizo sentir en Chile para derrocar al presidente Allende gracias al patrocinio del imperio, ha puesto a padecer al presidente Santos. ¿Quién está detrás de todo este embrollo? ¿Serán los mismos que persiguen a Cristina Fernández para cobrarle su complicidad con el atentado del 18 de julio de 1994 contra la mutual AMIA?.
Hay que mirar con microscopio el virus político que afecta el organismo mundial y encontrar el antiviral que elimine ese VHI que aúpa la tercera guerra. En río revuelto ganancia de pescadores.