Colombia: un vecindario en crisis | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Abril de 2016
Venezuela, rumbo a estado fallido
 
La crisis en este país es absolutamente grave. El gobierno del presidente Nicolás Maduro se encuentra cada vez más arrinconado, no sólo por la fuerza de la oposición, que le ganó el pulso en las parlamentarias de diciembre y se adueñó de la Asamblea Nacional, sino porque  al cumplir tres años de mandato desde el propio interior del chavismo hay quienes están presionando una eventual renuncia suya o incluso el forzar su salida por vías de hecho.  La inflación se acerca al 200 por ciento, el desabastecimiento de víveres y medicamentos  es cada día más crítico, los niveles de inseguridad urbana y rural son de los más altos del continente, en tanto que la salida de presidentes de izquierda en países como Argentina y la crisis de Dilma Rousseff en Brasil ha debilitado el llamado bloque del “socialismo del siglo XXI”. Aunque el gobierno, a través del Tribunal Superior de Justicia, ha logrado bloquear varias leyes  aprobadas por la Asamblea opositora, en especial la que viabilizaba la amnistía a presos políticos, el antichavismo ahora apuesta a un referendo revocatorio que, según las encuestas, podría salir adelante. A ello se suma que mantiene el bloqueo fronterizo a Colombia, trabó una nueva y aguda polémica diplomática con España  y sus esfuerzos para lograr un  acuerdo que recupere el precio del petróleo han resultado infructuosos.
 
Brasil y su abismo institucional
 
Este país afronta una de las más graves crisis políticas de las últimas décadas, al punto de que la presidenta Dilma Rousseff podría salir del cargo si llega a darse vía libre a un juicio político en su contra, que ya recibió el visto bueno de la Cámara de Diputados y ahora pasó al Senado, en donde es muy posible que pierda pues las mayorías están en cabeza de la oposición. A ello se suma que el país arrastra una economía recesionista y los niveles de desempleo e insatisfacción social son muy altos. Como si fuera, poco el virus del zika golpeó duramente a este país y, de igual manera, la crisis de los gobiernos de izquierda en Latinoamérica le ha quitado mucho respaldo político tanto a Rousseff como al propio expresidente Inacio Lula, que no sólo corre el riesgo de terminar preso, en el marco del escándalo de Petrobras, sino que su designación como ministro para tratar de salvar el gobierno de su sucesora, no ha dado los resultados esperados.  Es apenas obvio que la crisis política, económica e institucional en Brasil  afecta a toda la región, y Colombia no se puede abstraer de los efectos  nocivos de la misma. 
 
Incierto relevo presidencial en Perú 
 
Si bien es cierto que Perú es, junto a  Colombia, uno de los países más estables de la región en materia política, económica e institucional, no se puede desconocer que la movida campaña presidencial ha introducido un ambiente de inestabilidad e incertidumbre respecto a su futuro inmediato. Los resultados de la primera vuelta electoral para la sucesión de Ollanta Humala dejan en evidencia un país altamente polarizado alrededor de la resurrección del fujimorismo, en cabeza de Keiko Fujimori, quien ganó en las urnas hace dos semanas con un 39 por ciento de los votos, confirmando su favoritismo. Sin embargo la dura pelea por el segundo puesto se terminó inclinando sorpresivamente hacia Pedro Kuczynski, quien si bien apenas sumó 24 por ciento de los votos, tiene la mayor opción para allanar alianzas políticas y electorales de cara a la segunda y definitiva cita en las urnas el 5 de junio. Según los analistas tanto Fujimori como Kuczynski se ubican en el  centro y la centroderecha, pero algunas propuestas de corte populista de la hija del expresidente (condenado y preso) se acercan peligrosamente a las que fracasaron en países del ya debilitado bloque chavista.  A ello se suma que Perú aún mantiene un rol muy protagónico en materia de narcotráfico. No se sabe en qué forma el nuevo escenario político que resulte de la elección presidencial pueda llegar a impactar una relación entre Bogotá y Lima que ha sido muy tranquila y productiva en los gobiernos de Juan Manuel Santos y Ollanta Humala. 
 
Ecuador y el costo de la reconstrucción
 
El devastador sismo que afectó a este país el sábado pasado, que ya suma más de 500 víctimas mortales y miles de heridos, tendrá un impacto económico muy alto, a tal punto que el propio presidente Rafael Correa habla de “miles” de millones de dólares en materia de rehabilitación y reconstrucción de las zonas afectadas por el movimiento telúrico, principalmente en una región turística por excelencia. Esas millonarias inversiones y la consecuente exigencia presupuestal estatal impactarán su economía. El comercio binacional con Colombia podría afectarse, al igual que el flujo económico y social en la zona de frontera. Ecuador, como todo país productor de petróleo, también se encuentra muy golpeado por la crisis de los precios del crudo. A ello se suma que todavía no está despejado el panorama político, ya que continúan las maniobras de un sector del gobiernismo para viabilizar una nueva reforma que permita otra reelección de Correa, que si bien es cierto hace parte del bloque del “socialismo del siglo XXI”, ha logrado un manejo político y económico ponderado, que lo diferencia de la inestabilidad de Venezuela o la crisis que sacó al kirchnerismo del poder en Argentina.  De igual manera, como lo dijera el presidente Santos, no se sabe si con la tragedia por el terremoto sea necesario cambiar la sede de los diálogos entre el Gobierno y el Eln, en Quito.
 
Panamá vs. “Panamá papers”
 
Hay dos temas que preocupan específicamente a Colombia en relación con Panamá. En primer lugar, el largo pleito entre ambos países ante la Organización Mundial del Comercio por las protecciones arancelarias que impuso nuestro país a los productos provenientes del istmo. Y, en segundo lugar, las largas y nunca concretadas negociaciones alrededor de un acuerdo de información tributaria, cuya urgencia se puso más que en evidencia en las últimas tres semanas luego de que se destapara el escándalo de los “Panamá papers”, que dejó al descubierto miles de sociedades off shore a través de los cuales empresas y particulares de todo el mundo mantienen millonarios negocios y abultados capitales en ese país, aprovechando las flexibilidades financieras y de reserva que llevan a calificar a la nación centroamericana como uno de los principales “paraísos fiscales” del mundo.  Si bien Panamá, tras este escándalo, ha dicho que colaborará con las autoridades de todo el planeta para esclarecer el flujo de esos capitales, no se sabe hasta qué punto lo cumpla y si, efectivamente, entregará la información que requiere Colombia sobre las personas jurídicas y naturales de nuestro país que tienen cuantiosos capitales allí y pueden estar evadiendo millonarios pagos tributarios.