Como “inaceptables” calificó el Ministro de Justicia, Yesid Reyes, las cifras que indican que en el 2013 murieron en el mundo 100.000 personas por sobredosis; que en este mismo año más de 1,5 millones de personas con problemas de consumo de sustancias ilícitas inyectables estaban infectadas de VIH; o que solo uno de cada seis consumidores en el mundo tiene acceso a algún tipo de tratamiento contra la adicción a las drogas.
En Viena se lanzó el Informe Mundial de Lucha contra las Drogas, presentado por el Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Drogas y el Delito (UNODC), Yury Fedotov. Al término de esta entrega, el jefe de la cartera de justicia indicó que “estamos lejos de cumplir con las metas propuestas”, y que esta situación no va a modificarse si no hacemos cambios concretos en la manera como venimos respondiendo al desafío de las drogas ilegales.
“En Colombia vemos con preocupación cómo la demanda interna aumenta mientras hay una tendencia a la disminución de la edad del inicio del uso de drogas. Es alarmante el incremento de las sustancias psicoactivas, muchas de ellas emergentes o de síntesis; pero también llama la atención que estemos comenzando a presenciar una reactivación del mercado de la heroína”, indicó.
En el marco del Día Mundial de Lucha contra las Drogas, el Ministro cuestionó el que no se estén logrando los resultados para preservar la salud y el bienestar de la humanidad y que en algunos casos, incluso, “el régimen internacional de drogas produjo efectos adversos”.
“Es innegable, por ejemplo, que la primacía de los enfoques punitivos ha aumentado la vulnerabilidad de los usuarios al alejarlos de los servicios de salud y de la red de protección del Estado. En diferentes países del mundo, la óptica fundamentalmente represiva del narcotráfico ha socavado el desarrollo y la seguridad de los ciudadanos, como fácilmente puede observarse en los países que tradicionalmente han sido considerados como productores y de tránsito, de los cuales Colombia es un buen ejemplo”, dijo.
En este sentido, Reyes Alvarado indicó aún hay “mucho camino por recorrer desde la perspectiva de la salud pública y el desarrollo”. Y que el resultado del informe lleva a centrar la mirada en el desarrollo alternativo para “reducir la vulnerabilidad de los territorios y cortar la dependencia de estas poblaciones con los cultivos ilícitos”.
Con 150.000 familias favorecidas por estos programas y una inversión cercana a los 400 millones de dólares, a través del desarrollo alternativo en Colombia se produce el 54 por ciento del cacao, el 40 por ciento de las plantaciones caucho, el 25 por ciento de palma de aceite y el 18 por ciento de maderables sostenibles del bosque. Estas intervenciones permitieron la erradicación voluntaria de más de 14.000 hectáreas de cultivos de hoja de coca.