El país padece de un estancamiento en los niveles de competitividad, a pesar del notable dinamismo exhibido por la economía colombiana durante los últimos años, así como del histórico avance en su mercado laboral, lo cual impone un techo a sus aspiraciones por alcanzar las condiciones de vida de países desarrollados.
De hecho, de acuerdo al último reporte del World Economic Forum, Colombia ocupa el puesto 66 de 144 países en el más reciente ranquin de Competitividad Global, por detrás de pares del continente como Perú, México, Panamá, Brasil y Chile.
El presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), Bruce McMaster, dijo que “debemos avanzar para llegar a un lugar 32 por lo menos”.
Según el dirigente gremial, el país es una de las 30 economías más grandes del mundo en ingreso per cápita y población, por lo que el nivel actual no puede ser satisfactorio.
A su vez, el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Guillermo Botero, dijo que para mejorar la competitividad hay que flexibilizar el régimen laboral y progresar en infraestructura. “Colombia no es un país muy innovador porque son pocas las patentes que se registran en comparación con otros países”, explicó.
El presidente de Bancóldex, Luis Fernando Castro, explicó que tras los resultados del último índice de competitividad, “es evidente que aún hay un reto grande. La inversión en temas de innovación es muy baja, no solo en el sector público sino en el privado, y esto se ve reflejado en las cifras como proporción de PIB”.
El rezago
Uno de los principales causantes de este rezago, y que recientemente ha capturado la atención en los debates de política pública, es el bajo nivel de productividad prevaleciente en el país. Cabe resaltar que si bien el término de productividad encierra un sinnúmero de definiciones, existe un consenso general en cuanto a catalogarlo como el uso eficiente de los factores de producción, bien sea de la mano de obra, el capital físico y/o el capital humano.
Es del saber colectivo que la mejora en la productividad resulta indispensable para el desarrollo, por cuanto determina el nivel de crecimiento y salarios de un país, al tiempo que establece la calidad de vida de su población con los mismos recursos disponibles. De igual forma, en lo que respecta al mercado laboral, la productividad de la mano de obra está altamente relacionada con los niveles de formalización y salarios, lo que, a su vez, repercute directamente en el bienestar de toda la población.
En particular, altos niveles de informalidad son amparados, en la mayoría de casos, por bajos niveles de productividad, y viceversa. Esta es una doble causalidad que se retroalimenta, perpetuando los problemas de baja productividad y de bajos niveles salariales.
Pese a su importancia, tanto desde el punto de vista del análisis del mercado laboral como por su trascendencia en la competitividad del país, la productividad laboral en Colombia se encuentra en niveles extraordinariamente bajos.
De hecho, de acuerdo con el indicador de productividad laboral que construye el Conference Board Total Economy, el cual se define como el PIB promedio por trabajador ocupado, ajustado por paridad de poder adquisitivo, nuestro país ocupa uno de los peores lugares entre los países de la región analizados por este índice, sólo está por encima de Brasil y Bolivia.