El anuncio del Gobierno de que el país fue invitado para formar parte de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico y que reúne a las 34 naciones más industrializadas del mundo, despertó el debate sobre las condiciones que se deben adoptar al ser aceptado en ese Club de privilegiados.
De acuerdo con un análisis del Bancolombia a cargo de Juan Pablo Espinosa y Alexander Riveros, uno de los grandes retos que debe afrontar Colombia si quiere avanzar en la dirección del Organismo, es la falta de educación laboral.
Sostienen los analistas que “las deficiencias en la cobertura, calidad y las disparidades regionales en la educación han llevado a que las ganancias en productividad laboral en Colombia durante los últimos años hayan sido decepcionantes”.
Espinosa y Riveros señalan que “la baja productividad laboral también se hace evidente en términos relativos. El desempeño de Colombia en las últimas décadas ha sido muy inferior no solo en comparación con los países de la OCDE, sino incluso frente al promedio latinoamericano. Una de las razones detrás del bajo aporte de los trabajadores colombianos a la producción radica en que su formación y entrenamiento no son los adecuados”.
Indican los analistas que “una evidencia clara de lo anterior es que en el World Bank Entrerprise Survey de 2012 un alto porcentaje de las compañías reportan como un obstáculo significativo contar con una fuerza laboral inadecuadamente educada. Como es de esperarse, en sectores de alta generación de valor tales como la informática y la electrónica, la mayoría de las compañías expresan insatisfacción en este apartado”.
Estos resultados poco alentadores revelan que los retos educativos en Colombia se refieren a la cobertura, la calidad y las fuertes disparidades regionales. En el primer aspecto, a pesar de las ganancias que se han obtenido en la primera década de este siglo, las brechas continúan siendo marcadas. Por ejemplo, en la formación preescolar se ha aumentado la cobertura en más de 10 puntos porcentuales, desde casi 35% hasta más de 46%; sin embargo, el porcentaje en los países de la OCDE es superior al 83%.
Sin embargo, los investigadores señalan que irónicamente, la falta de este tipo de educación no se debe a falta de recursos, sino a su uso.
“Colombia dedica una mayor proporción de su PIB al sector educativo que otros países latinoamericanos como Brasil, Argentina, México o Chile. Más aun, los niveles de gasto de nuestro país son comparables a los que presentan Estados Unidos, Israel o Nueva Zelanda. Sin embargo, es desalentador observar que el esfuerzo no se traduce en mayores niveles de ingreso por habitante”, sostienen los analistas.
Ante ello, manifiestan que “la tarea crucial que tiene Colombia, más que el acceso al club de la OCDE, será dar un paso definitivo en la senda de desarrollo económico y social de Colombia, que reducirá también la desigualdad en la distribución del ingreso, tanto entre la población formal e informal, sino también entre distintos niveles educativos”.