El tráfico de flora y fauna silvestre se ha convertido en un negocio tan lucrativo que es considerado el cuarto dentro de los ilegales, después del tráfico de narcóticos, de armas y la trata de personas.
De acuerdo con informes de International Crime Threat Assessment de los Estados Unidos y de la Organización Internacional de Policía Criminal, Interpol, el comercio ilegal de especies registra un valor anual estimado entre los 8 y 17 mil millones de dólares en el mundo, pero al sumar otros ingresos por la venta prohibida de madera, la pesca en mares y ríos, de piedras preciosas, coltán y de sustancias reductoras de la capa de ozono, entre otros delitos ambientales, las cifras pueden superar los 22 mil millones de dólares.
Para combatir este delito, la Policía Nacional se adentró en la era de la genética y ahora cuenta con un laboratorio especializado para determinar la verdadera especie de los animales que pretenden ser sacados del país, puesto que los traficantes se las ingenian para hacerlos pasar por especies cuya comercialización no está vedada.
El teniente Miguel Antonio Puerto Hurtado, biólogo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC, especializado en biología molecular, es jefe del Laboratorio de Identificación Genética Forense de Especies Silvestres y explicó a EL NUEVO SIGLO que “el medio ambiente se ha convertido en un tema prioritario para las naciones, blanco de las acciones legales de las autoridades judiciales y de los organismos de seguridad e inteligencia a nivel nacional e internacional”.
El teniente Puerto Hurtado explicó que desde la Conferencia de Estocolmo en 1972, los temas del medio ambiente están en asuntos prioritarios de las naciones y se trabaja para enfrentar y contrarrestar la degradación ambiental y la creciente disminución de la diversidad biológica, por la acción criminal que deja millonarios réditos a organizaciones nacionales e internacionales al margen de la ley.
“El Laboratorio de Identificación Genética Forense de Especies Silvestres, cuenta con tecnología de punta, génica forense y biología molecular y con los sistemas más avanzados para crear una noticia criminal que sirva de herramienta fundamental a la Fiscalía para hacer frente a las redes criminales que todos los días se van sofisticando y evolucionando en un esfuerzo para burlar la acción de la justicia”, indicó.
“Aquí analizamos toda clase de materiales como plumas, carnes, huesos, muestras de sangre, cueros de curtiembre o también hojas, pelos, flores, semillas, raíces, maderas crudas y tratadas, collares elaborados con plumas tinturadas y otros elementos de artesanías con partes de animales silvestres. Con los procedimientos científicos se extrae una cantidad suficiente de ADN que contribuye a identificar la especie de la cual proviene la muestra y así lograr la judicialización del supuesto delincuente en el caso de comprobarse que se trata de una especie protegida o ilegalmente comercializada”, explicó.
El proceso
Dijo que “todo se hace con cadena de custodia durante su paso por el laboratorio y una vez se tiene una conclusión se envía a la autoridad competente cumpliendo todos los protocolos de ley. Es decir, para que la Fiscalía pueda sustentar una causa criminal ante un Juez de la República”.
Además, “estamos en un proceso de acreditación de procedimiento a partir del Organismo Nacional de Acreditación, ONAC, en un esfuerzo para garantizar que todos los procesos ejecutados en el laboratorio son los adecuados y que fortalecen los resultados de los análisis ante un estrado judicial y que sea válido para esa autoridad que finalmente va a tomar una decisión de privar o no de la libertad a una persona inmersa en una causa criminal”, señaló.
A su vez, la Universidad Nacional brinda la capacitación técnica en conceptos relacionados con la identificación forense de especies silvestres, para ofrecer herramientas en desarrollo de las pruebas genéticas y además brindará una identificación forense precisa de fauna y flora.
En su diálogo con EL NUEVO SIGLO, el teniente Puerto Hurtado, explicó que el primer laboratorio que funciona en Centro y Suramérica, es una herramienta que trabaja en convenio con el Ministerio de Ambiente.
“Aquí se trabaja con el Ministerio del Medio Ambiente, con la Policía, con las corporaciones autónomas regionales, con la Universidad Nacional y con la Interpol a través de convenios, entre otras entidades, en un esfuerzo para mitigar el impacto que genera el tráfico de la flora y la fauna”, señaló.
Indicó que los delincuentes “encarecen las especies que están en vía de extinción y por los exigentes controles que ejercen las autoridades. Esta situación les genera más ganancias y más incentivos para continuar sacando las especies de su hábitat y venderlas al mejor postor a nivel nacional e internacional”.
Personal calificado
El oficial señaló que el país, por fortuna, cuenta con el laboratorio y con suboficiales, oficiales y profesionales altamente preparados, es decir, biólogos y médicos veterinarios para hacer frente a ese gran reto de enfrentar a esta criminalidad, pues Colombia alberga el 10% de la flora y la fauna en el mundo, hecho que lo convierte en uno de los blancos de las redes criminales dedicadas al tráfico ilegal de especies silvestres, sin importar que estén en vía de extinción y con su accionar al margen de la ley.
“Colombia es uno de los países que presenta una alta diversidad de especies, por su ubicación en el trópico, sitio de encuentro de las diferentes especies vegetales y animales, por contar con tres cordilleras con diferentes altitudes que generan una amplia variedad de hábitats que permiten el desarrollo de especies exóticas vegetales y animales silvestres”, explicó.
Aseguró que existen unas 300 normas en Colombia y en el resto del mundo para enfrentar el tráfico ilegal de vida silvestre y de la flora.
Acotó que es necesario contar con herramientas como el laboratorio para enfrentar la biopiratería y el transporte de material genético o biológicamente modificado.
Expresó que “las redes dedicadas a atentar contra el ecosistema, casi siempre cuentan con estancias agrícolas o de recreo, casas en zonas rurales, bodegas en las ciudades con medidas especiales para evitar el ruido y vehículos para su transporte, es decir, están rodeados de una verdadera estructura criminal”.
Para sus actividades al margen de la ley, señaló, las redes pagan bajas sumas de dinero e incluso les llevan alimentos, ropas y combustibles a los campesinos, a los colonos y a las comunidades indígenas para que “capturen” o “cacen” por su habilidad y conocimiento a especies determinadas.
Y, cuando tienen en su poder a las especies silvestres y las semillas de la flora, la red criminal ubica a los compradores nacionales e internacionales a través de diferentes modalidades, entre ellas el contacto directo, por enlaces y a través de Internet.
Las especies
Se sabe, que coleccionistas en el mercado internacional, hacen pedidos a los traficantes de la flora y la fauna de reptiles, peces, arácnidos, felinos pequeños y coleópteros, entre otras especies.
Entre las aves que están en peligro de extinción en Colombia por su tráfico nacional e internacional se encuentran: el Ara ambigua o Guacamaya Verde Limón; Ala militaris o Guacamaya Verde Oscura; Ognorhynchus icterotis o Loro Orejiamarillo; Leptosittaca branickii o Catanica de Páramo; Ayrrhura viridicata, también conocida como Cotorrita de la Sierra Nevada; Phyrrura calliptera o Cotorrita Pechiparda; Pionopsitta pulchra o Casanga Carirrosada; Hapalopsittacca fuertesi u oro Coroniazul; Hapalopsittaca amazonina o Loro Multicolor; Bolborhynchus ferrugineifrons o Periquito Cadillero y, Touit stictoptera o Cuarita Alisaraviada, entre otras.
Y, el ave voladora más grande del mundo, el Cóndor de Los Andes, también se encuentra en peligro de extinción por la cacería indiscriminada, el uso de pesticidas, la destrucción de su hábitat y la venta de sus polluelos a coleccionistas o traficantes; el Choloepus o el Oso Perezoso está amenazado por la cacería para el consumo de su carne y por su caza para uso como mascota también a nivel nacional e internacional.
En materia de flora están en vía de extinción el Ceroxylon o palma de cera, por su uso para ornamentación, su madera es resistente a la humedad y se emplea en la construcción de viviendas. También se encuentra amenazada por el uso ritual de sus hojas en el Domingo de Ramos durante la Semana Santa. La palma de cera es el único hábitat del Loro Orejiamarillo. Si la palma se extingue también el loro desaparecerá y las orquídeas.
También está en la lista roja internacional de extinción el Mono Araña colombiano y otra variedad de monos; Crocodylus intermedius o cocodrilo del Orinoco, también conocido como caimán del Orinoco. Se trata de un cocodrilo y no de un caimán. Hurtan sus huevos para su consumo en algunas regiones, lo sacrifican por su carne y venden sus crías a turistas y a traficantes. Su piel también es apetecida en el comercio nacional e internacional clandestino.
El oficial reveló que a nivel nacional muchos ciudadanos adquieren especies en vías de extinción como mascotas, entre ellos los loros, los primates, las tortugas o Icoteas, las Iguanas que reciben un trato cruel, pues les sacan los huevos para el consumo humano y luego las abandonan para que mueran finalmente, porque no cuentan con ningún control sanitario y los tigrillos, especialmente las crías, que son cazadas en su hábitat durante un paseo y son llevadas a las casas como mascotas, sin tener en cuenta que son salvajes y que causan lesiones a los niños e incluso a los adultos.
También son capturados y sacados de su hábitat osos hormigueros, ardillas, serpientes, mariposas, entre otras especies que salen del país de manera ilegal.
“Trucos” utilizados
El oficial denunció que muchos antisociales en un esfuerzo para burlar a las autoridades aplican tinturas a las aves y a otras especies, pero con los adelantos científicos en el laboratorio, quedan en evidencia.
Informó que otros traficantes arrancan los colmillos a los primates e incluso de los felinos para evitar que muerdan; algunas especies son drogadas mientras son vendidas, para señalar que se trata de animales domesticados y mansos, pero en realidad, cuando pasa el efecto, recuperan su agresividad.
“Una vez se registra el fenómeno de la agresividad de los felinos, capturados como gatos domésticos, así sean pequeños, de los primates y de algunas aves, sus propietarios los abandonan en bosques e incluso en una calle de una ciudad o un municipio pequeño, generando nuevos problemas y graves riesgos para los ciudadanos”, indicó.
Y, a nivel internacional, señaló, se registra el tráfico de los primates, de reptiles, aves, mariposas y en especial pieles de reptiles que son muy apetecidas.
Las rutas
El sistema de Información de Estadística Delincuencial, Contravencional y Operativa de la Policía y el Observatorio de Criminalidad de la Dijin e Interpol, han identificado tres rutas principales hacia diferentes regiones del mundo para el tráfico desde Colombia de flora y fauna.
La primera de éstas tiene como destino a México, los Estados Unidos, República Dominicana y Ecuador; la segunda registra como destinos principales al Reino Unido, Italia, Alemania, Bélgica, República Checa, Suecia, Croacia y Turquía; Nueva Zelanda y el Estado de Florida, en los Estados Unidos, y la tercera es el continente asiático, especialmente hacia Malasia, Indonesia, Japón, Taiwán, Singapur, Corea y Tailandia y Finlandia en Europa.
Y a nivel nacional, la Policía ha identificado tres rutas básicas. La primera tiene como destino Bogotá; la segunda se origina en el sur del país, especialmente en el Amazonas, Vaupés, Guaviare, Putumayo y Meta y la tercera ruta desde Chocó y Antioquia hacia la capital y las principales fronteras del país.
La caza indiscriminada de aves afecta a los departamentos de Antioquia, Atlántico, Magdalena y Cesar; de reptiles para obtener su piel afecta al Cesar, Córdoba, Antioquia y Sucre y, el comercio indiscriminado de mamíferos, huevos de iguana y tortuga, en la costa Atlántica.
Actualmente, señala la Policía, está prohibido todo el comercio internacional de especies que están amenazadas de extinción que incluyen más de 5.000 especies de animales y 28.000 especies de plantas.
El oficial indicó que “a través de la Interpol podemos iniciar los trámites para repatriar especies que han sido sacadas del país ilegalmente y que han sido encontradas en terminales terrestres, aéreos y marítimos. Además podemos sacar el ADN para su identificación y ubicación y así repatriarlas”.
“Con la ayuda de la Interpol, que hace presencia en 190 países, además podemos identificar, judicializar y capturar a los cabecillas y demás integrantes de las redes dedicadas a esta actividad criminal que afecta no solo al país sino a la humanidad”, expresó.