Clases altas prefieren democracia representativa a directa | El Nuevo Siglo
Miércoles, 13 de Febrero de 2013

“Los entrevistados más ricos, educados y que viven en zonas urbanas están más inclinados a respaldar la democracia representativa”, de acuerdo con un informe del proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop), de la serie Perspectivas desde el Barómetro de las Américas.

“En sentido contrario, los jóvenes e indígenas están más abiertos a la posibilidad de gobernar directamente”, agregó el informe.

“El análisis de las actitudes relacionadas con el apoyo a la democracia revela que los entrevistados que se sienten más eficaces políticamente, aquellos que más respaldan su sistema político y la democracia electoral, pero que son escépticos acerca del papel de los partidos políticos en la democracia son más receptivos a que el pueblo gobierne directamente”, precisó.

De acuerdo con Lapop, “en general, estos resultados sugieren que respaldar una forma de gobierno directo puede expresar la inclinación a participar en política, y una reacción a las deficiencias que se perciben en los partidos políticos y la democracia en abstracto”.

“Aunque la participación política es un componente central del sistema democrático para mantener cierto control sobre los políticos, este impulso participativo lleva a buscar alternativas al sistema de democracia indirecta que existe hoy en día”.

“Por lo tanto, además de expresar altos niveles de eficacia política y posiblemente tener implicaciones positivas para la participación ciudadana, tener altos niveles de apoyo a que el pueblo gobierne directamente también puede ser visto como una señal de la falla del sistema de partidos tradicional y de la democracia en abstracto, pero no de las elecciones o del sistema político en sí mismo”.

 

Directa e indirecta

 

“Las democracias contemporáneas han favorecido la elección de representantes como la forma de gobierno más adecuada para los grandes y complejos estados nacionales modernos. Sin embargo, desde sus puestos de gobierno en instituciones como la presidencia o el parlamento, estos gobernantes parecen propensos a conflictos internos y a la parálisis”, explicó el informe de Lapop, redactado por el colombiano Juan Camilo Plata, estudiante de doctorado en Ciencia Política de la Vanderbilt University, en Nashville, Tennessee, Estados Unidos.

“Hoy en día la confianza en los partidos y el apoyo a una democracia basada en partidos disfruta de niveles moderados a bajos en las Américas”, anotó el informe, por lo que “posiblemente no sea una sorpresa, entonces, que un buen número (pero lejos de ser una mayoría) de individuos en América Latina y el Caribe expresen una preferencia por evitar los gobernantes electos con un sistema de democracia directa”.

“El análisis se concentra en la siguiente pregunta de la encuesta 2012 del Barómetro de las Américas por Lapop, en la cual se le preguntó a 38.631 entrevistados de 24 países la medida en la que estaban de acuerdo o en desacuerdo con la siguiente proposición: El pueblo debe gobernar directamente y no a través de los representantes electos. ¿Hasta qué punto está de acuerdo o en desacuerdo?”.

Al mirar los resultados por países en cuanto al nivel “promedio de acuerdo con que la democracia directa es mejor que la democracia representativa”, en un “extremo encontramos a Uruguay, Guyana y Argentina, donde el nivel de acuerdo con que el pueblo gobierne directamente es igual o menor a 27 unidades en la escala de 0 a 100. En el otro extremo encontramos a El Salvador, Surinam y Nicaragua donde el apoyo al gobierno directo alcanza un nivel promedio de más de 45 unidades”. Colombia está cerca del primer extremo, con 32,9.

 

Apoyos

 

“Anticipando los resultados, se encuentra mayor apoyo a que el pueblo gobierne directamente entre quienes apoyan al sistema político en general, creen en la importancia de las elecciones y el rol de los ciudadanos en la política, pero ven a los partidos políticos como innecesarios para que la democracia funcione. Esto resulta interesante, en tanto sugiere que no es el descontento con el actual sistema en sí lo que nutre la preferencia por gobernar directamente, sino la búsqueda de métodos alternativos para influir en él (uno libre de partidos). Estos resultados se discuten en mayor detalle más adelante en este informe. Antes se explora qué subgrupos expresan mayores niveles de apoyo a la democracia directa”.

El informe de Lapop expresó que “la ciencia política ha mostrado que la democracia representativa contemporánea muchas veces falla a la hora de satisfacer la expectativa normativa de que las políticas públicas respondan a la voluntad del pueblo. Los estudios en la materia distinguen entre los representantes que actúan como ‘encomendados’ y siguen las preferencias del público, y aquellos que actúan como ‘delegados’ y deciden independientemente qué tipo de políticas son mejores para sus electores”.

“Esta distinción enfatiza la posibilidad de que algunos representantes no respondan a la voz del público. Deficiencias en la representación han sido identificadas como un problema crítico para ciertos grupos sociales que tienden a ser ‘marginalizados’ en las políticas públicas”, que según varios estudios serían las mujeres, los indígenas, los más pobres, los menos educados y la población rural.

Siguiendo lo anterior, “la expectativa es que las mujeres deberían apoyar más un gobierno directo, dada la posición marginal de sus intereses en la democracia representativa”. Así mismo, “aquellos que se identifican como indígenas deberían también expresar mayor nivel de respaldo a la idea de que el pueblo gobierne directamente. Esta actitud es consistente con el reciente crecimiento de organizaciones indígenas que buscan promover directamente sus intereses sin tener que recurrir a alianzas con partidos políticos”.

“En sentido contrario, los ciudadanos más educados y ricos deberían estar más inclinados a preferir la democracia representativa, puesto que esta forma de gobierno tiende a favorecer a estos grupos”.

El informe de Lapop mencionó que “la educación también puede ser influyente por otras razones: aquellos con mayor educación tienen mayores posibilidades de desarrollar en la vida cotidiana destrezas cívicas y de ser invitados a participar en actividades políticas”.

“Otros factores que pueden influir el apoyo a que el pueblo gobierne directamente incluyen el lugar de residencia del entrevistado (urbano versus rural) y la edad, donde las personas más jóvenes pueden estar más abiertas al cambio en la dirección de la democracia directa. Mientras que los ciudadanos de mayor edad pueden tener mayor conciencia de las consecuencias negativas que puede tener alejarse de la democracia representativa”.

“El argumento subyacente”, precisó el informe, “es que ciertos grupos estarían más satisfechos que otros con la democracia indirecta a través de representantes, y se oponen a cambiar este sistema”.

Al mirar los resultados se encontró que “aquellos entrevistados con mayores niveles de apoyo al sistema son más propensos a estar de acuerdo con que el pueblo gobierne directamente antes que a través de representantes electos. Así, no es el descontento del sistema (más allá de los partidos) sino la satisfacción y respaldo por el sistema lo que predice la preferencia por el gobierno directo”.