Anularle las funciones a su vicepresidente, Jorge Glas, por las duras, constantes y públicas críticas a su gestión, así como el llamado a “revolucionar la revolución” evidencian el distanciamiento político entre el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, y su antecesor, Rafael Correa, amenazando con un cisma a la izquierda, en el poder desde hace una década.
Bajo el movimiento Alianza País se auparon las corrientes de izquierda en esa nación para llevar al poder a Rafael Correa, quien durante sus dos mandatos implantó y fortaleció la “revolución socialista”, que inspirada en el brasileño Lula da Silva y empoderada por Hugo Chávez en Venezuela, distó mucho de esas dos visiones, dándole un perfil propio.
Glas, quien fungió también como el segundo al mando de Correa, publicó a comienzos de esta semana una carta contra Moreno, dejando en claro su militancia ideológica con su antiguo “jefe” y avivando la pugna que destroza al oficialismo.
En esa misiva, acusó a Moreno de contrariar "totalmente" los principios del movimiento oficialista Alianza País (AP), al igual que le reprochò una supuesta alianza con el entorno del destituido exgobernante opositor Abdalá Bucaram, de entregarle el control de los medios públicos a "representantes de los medios privados", de manipular "de manera perversa las cifras económicas" de la administración de Correa al igual de alistar un paquetazo económico que afectará gravemente al pueblo.
Y ahí fue Troya. La cohabitación pacífica y que por conveniencia política mantenían desde la campaña y en el poder, asumido el pasado 24 de mayo, se rompió, dejando en vilo la Alianza País y forzando, aunque soterradamente, a sus parlamentarios y militantes a tomar partido por una de las dos vertientes: la de Correa y la de Moreno.
Consciente de que puede quedarse sin funciones pero no sin cargo, el vicepresidente Glas inició este fin de semana una gira nacional para difundir sus ideas y denunciar la “retaliación política” por sus denuncias.
"Podrán quitarme todo, menos la dignidad y la investidura de vicepresidente constitucional de la República", expresó Glas en un videomensaje al país difundido en su cuenta de la red social Twitter.
"He decidido devolver los carros que se han asignado por el servicio de protección presidencial y movilizarme en mi camioneta, antes de que me la quiten", agregó.
Glas dijo que luego de que fue impedido de usar los aviones oficiales, se movilizó por tierra a su natal Guayaquil, donde parece residirá en adelante.
El vicepresidente denunció además que a muchos de sus funcionarios en la vicepresidencia "se les canceló las tarjetas magnéticas de acceso a la Vicepresidencia de la República".
El funcionario indicó que el esposo de una colaboradora suya fue despedido de la Contraloría General del Estado, por ejemplo. Lo mismo sucedió con un funcionario del sector hidrocarburífero "que llevaba información a la Vicepresidencia para preparar mi defensa en contra de las infamias que me están preparando por la asignación de un campo petrolero", subrayó el vicepresidente.
Glas, durante años responsable de los sectores estratégicos, es desde hace tiempo blanco de las críticas de la oposición, que le acusa de estar involucrado en el caso de Odebrecht, (lo que ha negado rotundamente) que afecta a una decena de países, y otros investigados en la nación, como el de la petrolera estatal Petroecuador.
El analista económico Alberto Acosta declaró que "es probable que Glas tenga ciertas dudas de en qué van a terminar todas estas acusaciones de corrupción y quiera de alguna manera forzar una justificación para una salida digna".
"No me parece que esto haya creado por ahora una crisis de gobierno, aunque no se puede descartar que Moreno reaccione con firmeza. Lo que sí hace es profundizar la división interna en el oficialismo, entre los morenistas y los correístas, con estos últimos actuando como oposición", agregó.
Desde que Moreno asumió el poder en mayo, Correa se ha mostrado muy crítico con la forma de gobernar de Moreno y con sus reuniones con adversarios y representantes de sectores tradicionalmente opuestos al mandatario, entre ellos la prensa privada y los indígenas.
El expresidente ha calificado de "entreguismo" algunas acciones de Moreno, cuyo estilo es menos confrontador y mediático que el de su antecesor.
Llamado presidencial
Por su parte el presidente Moreno ha llamado a la unidad a la militancia del movimiento oficialista Alianza PAIS (AP, de izquierda) y no caer "en el juego de la ruptura" ante diferencias públicas que han surgido con su coideario Correa y su vicepresidente, Jorge Glas.
Les convoco a cerrar filas para continuar luchando juntos por el nuevo Ecuador en unidad, con transparencia compromiso y la pasión que siempre le hemos puesto a esta revolución" , dijo Moreno, en un mensaje dirigido a la militancia de AP a través de las redes sociales. Como presidente de Alianza PAIS, Moreno, en el poder desde el pasado 24 de mayo, sostuvo que el reto de profundizar la Revolución Ciudadana (el proyecto político impulsado por Correa) y responder a las necesidades del país no es una tarea que le corresponde solo al presidente, sino que es tarea de todos.
"Ustedes militantes han sido el corazón y el motor de este proceso, ustedes han garantizado la estabilidad democrática (...), su acción, su compromiso con el país y con su gobierno es ahora más necesario que nunca", señaló. Apuntó, que "este debe ser un momento de profunda reflexión política, de toda la militancia, sin caer en la provocación, ni en el juego de la ruptura, la complicidad y peor el encubrimiento".
A renglón seguido expresó que frente a cualquier adversidad y a cualquier diferencia política, su posición es y será siempre la convocatoria a la unidad para "avanzar con nuestra revolución, consolidar los logros y corregir lo que se deba corregir" .Para ello, anotó, es fundamental cumplir con su plan de gobierno, con el que Alianza PAIS, ganó las elecciones el pasado 2 de abril.
"Continuaremos defendiendo los logros de estos 10 años de cambios, impulsando el diálogo con todos los sectores para superar las dificultades en función siempre de los grandes objetivos nacionales" , aseguró.
Agregó que "el diálogo y la recuperación de un amplio apoyo social a la revolución no implican claudicaciones, ni entreguismos, peor, reparto alguno del poder político a la manera de la vieja partidocracia" , como se llama a la oposición.
Asimismo, indicó que continuará gobernando en función de los principios del movimiento oficialista con posiciones progresistas que busquen construir una sociedad democrática con plenas libertades, soberana, dialogante y solidaria.
El politólogo y profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Felipe Burbano, asegura que Moreno está atrapado entre "la necesidad del cambio" y la figura siempre presente de Correa, un líder caudillista que "no quiere desprenderse del poder ni que su gobierno sea evaluado en términos de rendición de cuentas".
"Hay tres escenarios posibles. La ruptura, que trae una crisis institucional muy complicada, el pacto permanente entre 'morenistas' y 'correístas', lo cual significa reconocer que ha habido una transición, o la subordinación total de Moreno al poder de Correa sobre Alianza País".