Esteban Lugo
Periodista El Nuevo Siglo
Explotó la crisis de resultados en Millonarios con la goleada 5-0 a manos del actual campeón Atlético Nacional, pero esta venía gestándose desde hace más de mes y medio, con las 6 derrotas consecutivas en la Copa Colombia, la mayoría de estas contra equipos de la segunda división (Llaneros en 2 ocasiones, Expreso Rojo y Bogotá FC), que se estaban subsanando con un arranque prometedor en liga pero que volvieron a salir a flote ahora que la fanaticada azul está furiosa y buscando responsables.
Por ende, es importante señalar los siguientes aspectos fundamentales que están fallando claramente y explican el actual estado de cosas en Millonarios:
1. La dirigencia:Enrique Camacho Matamoros, fue anunciado como presidente de Millonarios el 16 de mayo. A los pocos días, cuando supuestamente iba a ser presentado al tiempo con refuerzos, inexplicablemente esa presentación se canceló, a pesar de que a los pocos días llegaron Andy Polo y más adelante Fernando Uribe. Camacho, en cambio, se fue invitado por la Federación al Mundial de Brasil 2014 con otros dirigentes del fútbol colombiano y cuando todos pensaban que aprovecharía la ocasión para adelantar alguna gestión en beneficio del club, terminó regresando con las manos vacías.
Independientemente del grado de implicación que el presidente tenga o no en la conformación de la nómina, fue el propio Camacho quien días después de su regreso, en declaraciones primero al portal del club y luego a medios radiales, confirmó que llegarían al menos dos refuerzos más pero finalmente terminó siendo uno, tras el escándalo por la no llegada del español Braulio Nóbrega, lo cual terminó afectando su credibilidad.
Pero detrás de Camacho, es bien sabido que en el club hay una tenaz pugna de poder entre el grupo de accionistas liderados por Gustavo Serpa y lo que parecen ser remanentes de la presencia del cuestionado Juan Carlos OrtIz. Parte del tema salió a flote con el presunto interés de un grupo peruano representado por Javier Aguirre Nougués, esposo de Noemí Sanín, que luego fue desmentido por Camacho.
2. La dirección deportiva: pero quizás la mayor responsabilidad de lo que le sucede a Millonarios en la cancha, a ojos de gran parte de la hinchada recae en la figura de José Portolés. En el caso Nóbrega, Portolés fue acusado no solo de avalar la contratación del jugador pese a sus antecedentes judiciales, sino de traerlo al país sin consultar con la junta directiva. Y cuando la contratación se cayó, quedó claro que no había un plan B, aparte de los jugadores que previamente habían sido descartados por costos, que según reveló posteriormente Juan Manuel Lillo, fueron el argentino Ismael Blanco y el peruano Raúl Ruidíaz.
También se señala al español por presuntamente devengar un salario excesivo, el cual algunos medios han avaluado en más de 1.600 millones de pesos y que para muchos es un obstáculo para tener más y mejores refuerzos. Así mismo, Portolés ha sido acusado de ausentarse más de 40 días de vacaciones justo en la época en que el libro de pases estaba abierto y Millonarios necesitaba completar la plantilla.
3. La dirección técnica: también Juan Manuel Lillo y su cuerpo técnico han cometido errores y el más claro estuvo en aceptar las condiciones dadas sin chistar para el segundo semestre. Era evidente que si el equipo debía perder a un goleador de la talla de Dayro Moreno, los reemplazos tenían que tener una calidad semejante y eso no ha ocurrido.
Luego, empezaron a llegar las derrotas coperas, pero como la liga se inició con victorias, lo del torneo copero se minimizó. Y en esas presentaciones del rentado donde se ganó, contra Envigado y contra Equidad Seguros, hubo un denominador común que fue el esquema de cuatro defensores, que Lillo abandonó en el empate contra Boyacá Chicó porque Oswaldo Henríquez se recuperó de su lesión. Pero desde ese encuentro se empezaron a ver las grietas defensivas que tenía Millonarios y que contra Nacional se maximizaron de manera exponencial, dando como resultado la escandalosa goleada. Por lo tanto, salió demasiado costoso para los azules no ser fieles a aquella máxima de que “equipo ganador no se cambia”.
4. Los jugadores: indiscutiblemente responsables absolutos de lo que sucede en la cancha, con su nefasto rendimiento ante el cuadro verdolaga hicieron que gran parte de la hinchada incluso sospechara de que la goleada no fue precisamente un accidente. Nelson Ramos tiene un alto grado de responsabilidad en dos de las cinco anotaciones, la segunda y la cuarta, mientras que en la primera Luis Mosquera deja sin marca a Francisco Nájera con todo el tiempo y el espacio para definir de cabeza. El tercero y el quinto gol, pese a que fueron fruto de remates de media distancia de gran factura, evidenciaron la falta absoluta de presión por parte de los volantes de marca. Cabe recordar que en el empate en casa contra Boyacá Chicó, el gol visitante también llegó por un error defensivo.
También en ataque cabe un juicio de responsabilidades en ambos partidos, pues mientras que en el primero hubo fallas clamorosas en la definición, en el segundo faltó actitud y compromiso, además de generación de opciones de gol.
5. Las contrataciones: si bien las lesiones han sido otro factor que ha hecho mella en la nómina, no solo en el caso del refuerzo Fernando Uribe sino de jugadores que ya estaban en la nómina como Ómar Vásquez y Rafael Robayo; en el caso de Andy Polo, pese a que es una apuesta a largo plazo por sus 19 años, su aporte todavía no ha sido productivo. Tampoco se entiende que Javier Reina ya haya debutado en Copa Colombia, pero en Medellín no haya tenido minutos.