“La corrupción en Colombia no ha aumentado recientemente, la diferencia está en que antes reinaba bajo las sombras y ahora hay más mecanismos para revelarla”, indicó el exministro Luis Felipe Henao.
Agregó que “antes los corruptos preferían esperar a que se tramitaran procesos en su contra que se enredaban por alguna leguleyada o finalmente prescribían. Ahora la mayoría de los escándalos de corrupción se han descubierto por la delación de sus protagonistas”.
Frente a la consulta anticorrupción que promueve el Partido Alianza Verde, el exministro dijo que “debe reconocerse el esfuerzo de recoger firmas para luchar contra la corrupción, pero este es loable e impráctico –como lo han hecho ver muchos expertos–, puesto que casi todas las propuestas reiteran normas ya existentes”.
Henao consideró que “mucho más relevantes son las propuestas del Fiscal General. Estas sí buscan atacar una de las raíces del problema, como es la financiación ilícita de campañas políticas, aplicando los mecanismos que ya han sido efectivos contra la criminalidad organizada: la sanción del testaferrato, el enriquecimiento ilícito y la omisión de control de los abogados y contadores en relación con delitos contra la administración pública”.
Agregó que “por ello hay que ser más ambiciosos, realmente novedosos y apuntarle a gestionar las modificaciones estructurales frente a las causas que realmente impiden eliminar la corrupción”.
Por su parte Óscar Ortiz, ex zar Anticorrupción, le dijo a EL NUEVO SIGLO que “lo cierto es que la corrupción se ha incrementado y se ha sofisticado. Por ejemplo para hablar de uno de los más graves y más importantes, tanto por el tipo de entidades, servidores públicos, particulares, montos e impacto, que es el caso de Odebrecht, no es que la ley haya convertido en delictual, en consecuencias disciplinarias o fiscales unas conductas sino que los corruptos, por ejemplo, frente a un fenómeno de ejecución pública distinta como son las concesiones o las 4G, financian presidentes de la República en sus campañas o aspirantes a la Presidencia, congresistas hacen lavado de activos, le dan curso a movilización de dineros en monedas internacionales, pero también complementariamente hacen unos contratos falsos para trasladar los recursos a parlamentarios o sus familiares”.
Ortiz concluyó que “no es que haya surgido nueva legislación que haya convertido en irregular unas conductas de corrupción sino que unas conductas de corrupción ahora se descubren, y que de todas maneras eran delitos cuando se cometieron”.
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