El anuncio por parte de China de una serie de reformas económicas mucho más amplias y detalladas de lo que se esperaba, ha sorprendido a los analistas, que saludan las decisiones en favor del sector privado, pero destacan las incertidumbres que genera su aplicación.
Tras una reunión plenaria del Partido Comunista chino (PCC), que terminó el martes pasado con la publicación de un documento muy ambiguo, el gobierno reveló el viernes un conjunto de medidas que tienden a una clara apertura hacia el mercado.
"Los nuevos dirigentes han pasado realmente a la acción y prometen cambios concretos. El barco de la reforma al fin ha soltado amarras", se congratuló Yao Wei, analista de Société Générale.
"La magnitud y la profundidad de las reformas supera todas las expectativas del mercado", confirman los expertos de Barclays, para quienes es esencial seguir atentamente "la apertura de los grupos públicos a los capitales privados" y la ampliación del número de sectores abiertos a las inversiones privadas.
Otras medidas
En el documento del gobierno, que incluye grandes reformas sociales, como la flexibilización de la política del hijo único, la reducción de la aplicación de la pena de muerte y la abolición de la reeducación a través del trabajo, figuran numerosas decisiones que apuntan a reforzar "el papel del mercado" en la economía china, la segunda mayor del mundo.
Según un mecanismo estrenado en la zona franca de Shanghái a fines de septiembre, las inversiones privadas podrán ser en el futuro autorizadas en todos los sectores, y no solamente en los incluidos en una lista "negativa".
De forma más inmediata, las restricciones impuestas a las firmas extranjeras en varios sectores de servicios, auditoría, comercio electrónico y ayuda a las personas mayores, serán flexibilizadas.
Otra de las medidas más espectaculares es la reducción del margen de maniobra de los grupos públicos, que cuentan con una posición de monopolio en diversos sectores.
De aquí a 2020, deberán pagar al gobierno el 30% de sus beneficios, frente al ratio actual de 5 a 15%. Una parte del capital de estos grupos estatales será transferida a los fondos de seguridad social, muy faltos de dinero desde hace años.
"Los dirigentes chinos se han comprometido a atacar los privilegios de los grupos públicos (y) a acabar con los obstáculos a la competencia", unas medidas que "van a estimular la productividad del país", aseguran los expertos del banco australo-neozelandés ANZ.
El gigante asiático permitirá igualmente la creación de pequeños bancos privados, según el documento, y modernizará los procesos de introducción en bolsa. Actualmente, el país cuenta con muy pocas entidades financieras privadas.
Los gobiernos locales, cuyo enorme endeudamiento inquieta, podrán proceder a sus propias emisiones de obligaciones, y así diversificar sus ingresos.
"Nadie duda de que si estas reformas son aplicadas con talento y de forma controlada (...) se abrirá una década de crecimiento duradero y (...) prosperidad", indican en ANZ.
Todos coinciden sin embargo en que el gobierno será juzgado por la aplicación efectiva de estas medidas, para lo que no hay calendario, salvo el compromiso de llevar a cabo "reformas importantes (...) de aquí a 2020".
"Para saber si este plenario supone o no un cambio decisivo, habrá que ver la forma en que son aplicadas las reformas" decididas, insisten Mark Williams et Wang Qinwei, analistas del gabinete Capital Economics.
Y los analistas destacan además que el PCC es muy prudente ante los grupos públicos, al ser consciente de que cualquier cambio será frenado por la resistencia de los propios interesados./AFP