El presidente chino, Xi Jinping, aseguró este sábado que Hong Kong era en la actualidad más libre que nunca pero advirtió contra los desafíos "inadmisibles" contra la soberanía china en la excolonia británica.
"Todos los esfuerzos para poner en peligro la soberanía nacional, para desafiar a la autoridad del gobierno central y la Ley fundamental de Hong Kong, y para utilizar Hong Kong para penetrar o sabotear China continental, cruzan una línea roja y son absolutamente inadmisibles", declaró durante un discurso en Hong Kong en el marco de la investidura del nuevo ejecutivo.
Mientras tanto, manifestantes a favor y contra Pekín se enfrentaron no muy lejos del lugar donde se celebró la ceremonia.
Lam fue designada por un comité favorable a China, como sus predecesores, y ya está siendo acusada de ser una marioneta del régimen chino, en una ciudad en la que muchos piensan que China ha dejado de respetar el principio de "Un país, dos sistemas" que rigió la retrocesión en 1997.
La advertencia se produjo después de que grupos de jóvenes activistas reclamaran autonomía o incluso la independencia de Hong Kong, lo que causó la ira de Pekín.
El presidente chino agregó que Hong Kong tenía "más derechos democráticos y libertades que en ningún otro momento de su historia".
El sábado, partidarios de China atacaron el sábado por la mañana una pequeña manifestación de militantes que rendía homenaje a las víctimas de la represión del movimiento de Tiananmen en 1989, que coincidía con el momento en el que los invitados iban llegando al centro de convenciones.
Cuando esos manifestantes se disponían a llevar un falso ataúd cerca del centro de convenciones, como hacen cada año, un hombre salió de la multitud para darle patadas a la caja.
Activistas que llevaban banderas pro-China bloquearon la manifestación y la policía intervino para separar a ambos bandos.
Al final, la policía se llevó a los manifestantes prodemocracia y luego los liberó.