La Mesa de la Unidad Democrática, sin el control de los entes electorales, realizará un Referendo para consultarle al pueblo si está de acuerdo.
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Las banderas se izan a media asta en varios colegios de Venezuela. Al mismo tiempo la Guardia Nacional Bolivariana toma posesión de fincas en el estado de Barinas porque sus dueños presuntamente participaron con violencia en marchas contra el Gobierno. Nicolás Maduro, mientras pasa todo esto, anunció que ya están listas “las bases comiciales” de la Asamblea Constituyente, que será sectorial y comunal, sin ser refrendada en elecciones generales.
Calificada por la oposición como la confirmación del Golpe de Estado, la Constituyente se conformará por 540 constituyentes -o, constituyentistas, para los venezolanos-. De ellos, 364 serán elegidos de forma territorial y 176 de manera sectorial, sin importar la densidad poblacional de los municipios.
Más allá de las condiciones nominales, la Constituyente ha caído muy mal por su sectarismo y su falta de criterios democráticos a la hora de elegir los miembros que la conformarán. Al no reconocer el voto universal para refrendar este escenario, requisito básico de toda Constituyente, la oposición ha dicho que el Presidente no tomó en cuenta al pueblo, único que puede convocar a esta asamblea extraordinaria.
La asamblea de ahora “es contraria al espíritu de la Constituyente del 99, en el sentido de que esa vez se fijó un procedimiento muy claro sobre las bases comiciales, es decir, la manera como se iban elegir los constituyentes”, explica Colette Capriles, profesora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar, a EL NUEVO SIGLO.
Criticado por su falta de independencia como institución, el magistrado del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Danilo Mojica, advirtió que al no convocar a “los ciudadanos a ejercer el derecho de sufragio acerca de si están de acuerdo o no con la Asamblea”, se ha roto el principio de universalidad. Al no cumplirse, “sería una Constituyente espuria”, añadió.
De acuerdo al anuncio de Maduro, la parte sectorial de la Constiuyente estará compuesta por trabajadores, campesinos y pescadores, estudiantes, personas con discapacidad, pueblos indígenas, pensionados, empresario, y, comunas y consejos comunales. Se prevé que la mayoría de los miembros que serán elegidos han sido cercanos al chavismo, sectorizando la Constituyente, como han dicho los opositores.
“La Constituyente es el último paso de Maduro para legitimar un régimen de excepción que él ha venido construyendo”, dice Colette Capriles, explicando que el Presidente ha gobernado los últimos años invocando el “Estado de Emergencia Económica”.
La respuesta: un referendo
En Venezuela, el poder de invención de parte y parte es extraordinariamente rápido. Tras el anuncio de las “bases comiciales” que hizo Maduro, la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, en cabeza de su presidente Julio Borges, dijo que convocará a un referendo popular, para preguntarle al pueblo si está de acuerdo con la Constituyente.
El parlamentario, conforme al artículo 71 de la Constitución Bolivariana, expresó que de esta manera se cumple un requisito que el Gobierno obvió en su propuesta: el voto, a favor o en contra, de los ciudadanos.
La propuesta de la Asamblea Nacional no cayó bien en los venezolanos, que, a primera vista, concluyeron que era una muestra de debilidad frente al chavismo o traición con la manifestación social. Al conocer la molestia de la gente, Freddy Guevara, vicepresidente del parlamento, aclaró que el referendo convocado no se efectuará con ninguna institución del Estado; entiéndase por ello: que no se llevará a cabo por el Consejo Nacional Electoral.
“La AN aprobó el proceso formal para que se consulte al pueblo, teniendo claro que el CNE no la va convocar. Se trata de dejar sin excusa al régimen, reafirmar y evidenciar que nosotros sí queremos que la gente elija, y el régimen es el que no quiere”, dijo el diputado, y añadió: “Es dejar sin excusa a quienes dicen que ahora son ellos los que quieren elecciones y nosotros no”.
¿Cómo se organizará?
El escenario es macondiano: la Asamblea Constituyente, de un lado, legislando, y del otro, la gente yendo a las urnas a votar en un Referendo. No es fácil, mucho menos entendible, cómo ambas cosas pueden suceder. Pero en esta Venezuela de contrastes y polarización todo es posible, hasta una consulta popular en medio de una sesión de la Constituyente.
Por declaraciones de algunos líderes políticos de la oposición, se sabe que el Referendo va ser al margen del CNE, será convocado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y organizada por la misma, y, busca ser un escenario de no retorno, en el que toda Venezuela se manifieste.
Existen algunos antecedentes que demuestran cómo la oposición ha tenido dentro de sus planes organizar consultas populares o elecciones paralelas a los entes electorales. Según la profesora Capriles, “el año pasado la oposición ya había diseñado algunos planes para poder hacer el referendo revocatorio sin el control del CNE”, sin embargo, el plan se truncó por la inusitada situación política.
“En 2004 se hizo una recogida de firmas. Sería más o menos lo mismo. Se pueden usar colegios, organizaciones de base. Lo importante es que la iniciativa tenga impacto político”, cuenta Capriles, demostrando que será una iniciativa organizada por partidos políticos opositores y ciudadanos, que intentarán darle legitimidad.
Lo importante, en todo caso, es que el Referendo tenga “impacto”, dice la profesora. Esto significa que la gente, que en un 74% se opone a la Constituyente, se manifieste votando y permanezca en la calle, como parte de la continua protesta social, que ya cumple más de 50 días y deja 55 muertos en choques con la fuerza pública o grupos paramilitares (colectivos).
Por ahora, Maduro intenta tomar un respiro con la Constituyente, para bajarles el ritmo a las manifestaciones y lograr, a través de este escenario, el reencauche de las bases populares que ha perdido de cara a las elecciones presidenciales de 2018.
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