A dos meses de los comicios presidenciales en Venezuela las encuestas evidencian que la ventaja del mandatario Hugo Chávez se mantiene entre 15 y 20 puntos sobre el aspirante de la oposición Henrique Capriles.
Aunque el antichavismo considera que hay margen de acción para derrotar al Presidente-candidato, lo cierto es que poco a poco ese objetivo parece complicarse aún más. Es claro que el chavismo está utilizando toda la maquinaria estatal para asegurar su triunfo el 7 de octubre próximo.
Es más, ante la vitalidad mostrada por el Jefe de Estado en las últimas semanas, cuando se le ha visto encabezando largos mítines políticos en distintas ciudades, con maratónicos discursos, incluso sacando fuerzas para improvisar como bailarín en actos culturales, ya hay quienes dudan de que efectivamente hubiera padecido el cáncer que hace un año aceptó sufrir y que lo tuvo durante varios meses entre Caracas y La Habana haciendo frente a tratamientos de radio y quimioterapia.
Aunque semanas atrás fue el propio Presidente el que dijo que estaba totalmente recuperado de la afección cancerígena, algunos consideraron que se trataba apenas de una movida para fortalecer su candidatura, pues la oposición había tomado como una de sus banderas la tesis de que lo mejor era apostar por el “voto útil”, pues a Chávez le quedaban muy poco tiempo de vida e incluso partes médicos extraoficiales vaticinaban que no llegaría a diciembre.
Sin embargo, con el pasar de las semanas al Mandatario de le ve más fuerte. Aunque persisten los rumores en torno a que estaría siendo fuertemente sedado y que interrumpió peligrosamente su tratamiento para dedicarse de lleno a la campaña (se dijo que habría sido sometido a una tomografía en su reciente visita a Brasil), lo cierto es que Chávez es visto ahora por partidarios y opositores como muy cercano a la imagen de “hombre fuerte” que mantuvo durante una década, pues ya asistió esta semana a su primera cita internacional para oficializar el ingreso de Venezuela al Mercosur.
Lo que viene
Frente a la creciente eventualidad de que Chávez no sólo sea reelegido sino que continúe por un largo tiempo en el poder, es hora de que en Colombia se analicen los escenarios que ello implicará en materia de las relaciones bilaterales.
En principio, tanto al Mandatario venezolano como al colombiano Juan Manuel Santos, la tesis de los “mejores nuevos amigos” les está funcionando a nivel interno y externo. En ese orden de ideas, tal como lo dijera semanas atrás el Presidente de nuestro país, aunque la afirmación no cayó muy en las toldas de la oposición venezolana, la permanencia de Chávez en el poder es sinónimo de estabilidad.
¿Hay algún elemento que lleve a pensar que esa relación cambiaría una vez pase la cita en las urnas? Aquí hay dos hipótesis contrarias. La primera sostiene que las posturas conciliatorias de Chávez con Colombia no son reales, sino que hacen parte de una táctica electoral apenas coyuntural, pues está visto que ya el anticolombianismo que años atrás él mismo azuzaba entre los venezolanos (es decir el electorado de octubre próximo) para exacerbar el nacionalismo, ya no tiene el mismo efecto.
En el marco de esta primera hipótesis se considera, entonces, que pasada la cita en las urnas y con el poder asegurado, Chávez cambiará sus posturas conciliatorias con Bogotá y volverá a cargar contra Santos y su alianza estratégica con Estados Unidos.
Por ejemplo, aunque Chávez ha insistido en que no tolerará presencia de las Farc en su territorio, las denuncias en la frontera sobre frentes guerrilleros que se esconden en su país no cesan. Todo lo contrario, meses atrás en la Guajira un comando subversivo masacró a una patrulla del Ejército y huyó a Venezuela, cuyo Gobierno dijo que movilizaría tropas para detectarlos y neutralizarlos, lo cual nunca ocurrió.
La misma oposición antichavista insiste en que los jefes de las Farc y el Eln se encuentran escondidos en Venezuela con anuencia y, supuestamente, complicidad del chavismo. A ello se suma el último informe sobre terrorismo 2011 publicado la semana pasada por Estados Unidos, que reitera que Caracas no colabora en forma efectiva para acabar con los grupos ilegales, entre ellos la guerrilla colombiana. Y también el reporte sobre lucha antidroga más reciente sostiene que Venezuela se consolidó como un país de tránsito de cargamentos y narcorrutas con destino a Centroamérica y las propias costas estadounidenses.
Ante ese alud de denuncias sobre Venezuela, el gobierno Santos insiste en mantener una actitud prudente y, dejando de lado la ‘diplomacia del micrófono’, prefiere que todos esos temas sean tratados a nivel de Cancillerías y de las reuniones ministeriales de seguridad fronteriza y colaboración militar y judicial. Altas fuentes gubernamentales colombianas coinciden en la tesis de que a Chávez se le saca más “por las buenas que por las malas”.
Es más, Bogotá ha sido muy prudente frente al hecho de que Caracas no ha querido extraditar a cabecillas guerrilleros capturados en Venezuela, como es el caso de Guillermo Torres, alias ‘Julián Conrado’, y de William Alberto Chitiva, alias ‘Marquetaliano’. En lo que sí ha sido muy diligente Venezuela es en la captura de jefes de bandas criminales como ‘Diego Rastrojo’ y otros conocidos capos del narcotráfico, los cuales han sido deportados en tiempo récord a nuestro país.
No obstante, esa postura del gobierno Santos no le ha salido barata. El ex presidente Álvaro Uribe ha criticado una y otra vez lo que denomina “actitud pasiva” de Bogotá frente a un Hugo Chávez que da “refugio a terroristas".
"La violencia está creciendo en Venezuela y el presidente Chávez da refugio a terroristas colombianos", dijo Uribe días atrás en Washington durante un evento en el instituto de análisis Centro de Políticas Bipartidistas.
"Chávez ha convertido a Venezuela en un paraíso para narcotraficantes", fustigó Uribe, al tiempo que agregó que los grupos criminales colombianos que estarían en territorio venezolano "han contribuido al nivel de violencia" en ese país.
La segunda hipótesis se ubica en la orilla contraria. Hay analistas en ambos países que argumentan que tanto Santos como Chávez se tienen muchas reservas mutuas pero saben que enfrentarse en el campo político no le es rentable a ninguno de los dos.
Ellos explican que Chávez ya entendió que una alianza con las guerrillas es inútil, pues éstas se encuentran muy debilitadas y no tienen como convertirse en la pista de aterrizaje de la “revolución bolivariana” en Colombia. Así las cosas, lo mejor es mantener buenas relaciones, en lo posible con Bogotá, sin que ello implique, obligatoriamente, declararle la guerra a las Farc y el Eln en territorio venezolano.
Es más, en el uribismo se insiste en que Santos y Chávez tienen una especie de agenda secreta en donde el segundo sería pieza clave en un eventual nuevo diálogo de paz con las Farc, algo que la Casa de Nariño ha negado de manera reiterada.
Analistas venezolanos sostienen que al Palacio de Miraflores le urge redoblar su coordinación con Colombia en materia de seguridad fronteriza y colaboración judicial, pues uno de los flancos más débiles y preocupantes del chavismo es el impacto negativo que entre los venezolanos está teniendo la imparable criminalidad interna.
Las mismas estadísticas oficiales señalan que durante 2011 hubo en Venezuela 14.092 asesinatos (50 por cada 100.000 habitantes, récord en América del Sur), algo que ha minado el apoyo al chavismo de forma sustancial. Así las cosas, el mayor enemigo del Gobierno no es la oposición sino la delincuencia que está afectando a la población. Una ola de crimen en que la guerrilla, narcotraficantes y bandas criminales colombianas serían protagonistas principales.
Socio obligado
Aparte del tema de seguridad fronteriza y lucha antisubversiva, el otro gran tema con Venezuela es el económico. Allí el panorama no apunta a variar de forma sustancial en caso de que Chávez se confirme en el poder el próximo 7 de octubre.
En este campo son tres los escenarios a analizar. De un lado, es evidente que Venezuela ya no es el gran socio comercial de años atrás. Según informe esta semana de la AFP, hasta 2008 el vecino país fue para Colombia el segundo socio comercial, después de Estados Unidos, pero las relaciones se deterioraron y las exportaciones a Caracas cayeron en picada, al pasar de 6.092 millones de dólares ese año a 4.050 millones en 2009, 1.423 millones en 2010 y 1.750 millones en 2011.
Asimismo, en el más reciente informe del DANE se afirma que las exportaciones en los primeros cinco meses de 2012 totalizaron 25.646 millones de dólares. En ese lapso, las ventas externas se dirigieron principalmente a Estados Unidos (37,5% del valor total), China (7,3%), España (5,6%), Chile (4%), Países Bajos (3,8%), Venezuela (3,8%) y Ecuador (3,4%).
En ese orden de ideas, lo importante en este campo será maniobrar para que el comercio bilateral se fortalezca poco a poco. Aquí la clave estará en el Acuerdo de Complementación que ambos pactaron. Por ahora, se confirma que Venezuela requiere más de las exportaciones colombianas que viceversa. Prueba de ello es que nuestro país en 2011 tuvo un saldo comercial favorable con Venezuela de 1.200 millones de dólares.
Un segundo aspecto a evaluar en materia comercial tiene que ver con el impacto que tenga el ingreso de Venezuela al Mercosur. Para algunos analistas colombianos esto implicará que Colombia afrontará más dificultades para competir con Argentina y Brasil.
"La competencia con Brasil y Argentina será muy difícil. El ingreso de Venezuela a Mercosur ensancha mucho más la puerta de entrada a esos dos países de productos muy similares a los que exporta Colombia: alimentos y manufacturas livianas", dijo a la AFP el economista Mauricio Reina, de Fedesarrollo.
No hay que olvidar que Venezuelaformalizó esta semana su ingreso al Mercosur, que ahora conforma junto a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, un año después de haber salido definitivamente de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que integraban Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú.
Para suplir el esquema que regía su relación comercial dentro de la CAN, ambos países suscribieron en noviembre de 2011 un tratado bilateral que contempla cero aranceles para unos 4.000 productos, aunque mantiene diversos niveles de gravamen para otros 98, entre los que figuran importantes partidas de exportación colombianas como las bebidas lácteas, confecciones y papel.
Consultado también por la agencia de prensa internacional, Carlos Ronderos, ex ministro de Comercio Exterior de Colombia, dijo que ese tratado (pendiente de ratificación por el Congreso colombiano), "es muy inestable, pese a que mantiene algunas preferencias arancelarias".
"El Mercosur es un esquema más acorde con la política proteccionista de Venezuela", apuntó Ronderos, al recordar que Caracas salió de la CAN en rechazo a los tratados de libre comercio que Colombia y Perú adelantaban con Estados Unidos.
"En cambio, en Mercosur no se puede negociar individualmente porque ello rompería el arancel externo común, sólo hay negociaciones de bloque a bloque", subrayó Ronderos.
El economista venezolano Armando Barrios, profesor en el Colegio de Estudios Superiores de Administración de Bogotá, destacó que en los años recientes Caracas ya había desviado su intercambio comercial hacia los socios de Mercosur, tras firmar el protocolo de adhesión al bloque en 2006.
Sin embargo, Ana María Camacho, directora de Estudios Económicos de la Cámara Colombo-Venezolana de Comercio, destacó que la relación con Bogotá es también muy importante para Caracas, que tradicionalmente ha tenido una balanza comercial desfavorable con su vecino.
"Venezuela ha dicho que quiere industrializarse y diversificar sus exportaciones. Los productos industriales venezolanos serían más fáciles de colocar en el mercado colombiano que en los de Argentina o Brasil, que son mucho más exigentes", precisó a la AFP.
Un tercer elemento dentro de la relación económica se refiere a temas muy puntuales como el suministro de gasolina venezolana a las zonas de frontera; la consolidación del proyecto del Gasoducto Bicentenario que avanza a paso lento pero seguro; el pago de los saldos pendientes a los exportadores colombianos y otros asuntos relacionados con balanza comercial binacional y acuerdos sectoriales en determinadas materias primas y manufacturadas.
En ese orden de ideas, el impacto del resultado de las urnas en Venezuela frente a Colombia en el tema exclusivamente económico no dependerá de quién ocupe el poder, sino de otros factores macro y micro, en los que, además, habrá que dejar un margen de acción para lo que pueda ser el efecto de la crisis europea en Latinoamérica, sin dejar de lado fenómenos climáticos como El Niño.
Frente externo
Otro de los universos para estudiar en lo que tiene que ver con el impacto de las elecciones venezolanas en la relación con Colombia, es el de política internacional.
Y allí un elemento clave será lo que pase en Estados Unidos, que en noviembre definirá en las urnas el inquilino de la Casa Blanca a partir de enero de 2013.
Las últimas encuestas dan una leve ventaja al presidente-candidato Barack Obama, pero el republicano Mitt Romney le ha recortado una diferencia que alcanzó a ser de más de 15 puntos.
El tema venezolano ha estado involucrado en la campaña norteamericana. Por ejemplo, semanas atrás Romney criticó a Obama por haber declarado que el régimen de Chávez no era una amenaza para Estados Unidos.
"En general, en mi opinión, lo que ha hecho el señor Chávez en los últimos años no representa un peligro para nuestra seguridad nacional", dijo el titular de la Casa Blanca.
"Es un comentario sorprendente y chocante", respondió Romney mediante un comunicado, en el que acusó al presidente demócrata de "quitarle importancia a las amenazas de un régimen que abiertamente nos quiere dañar".
Si Chávez triunfa en octubre sabe que Bogotá no romperá con Washington, cualquiera sea el resultado de los comicios en Estados Unidos. Sin embargo, si Obama gana, al gobierno Santos le quedará más fácil mantener ese equilibrismo estratégico con Caracas, algo que sería complicado si el triunfador fuera Romney, dado que éste ha demostrado que será más drástico con el Gobierno venezolano.
En lo que hace a otros escenarios como la OEA o la Unasur, es previsible que Santos y Chávez sigan teniendo posturas contrarias, como ha ocurrido hasta el momento, pero no por ello desembocarán en rompimientos o enfrentamientos políticos o diplomáticos de alto nivel.
En síntesis, siendo cada vez más alta la posibilidad de que Chávez sea reelegido, esperar un revolcón en las relaciones entre Colombia y Venezuela no parecería lo más previsible. Es probable que haya algunos cambios y énfasis, pero un replanteamiento profundo no se ve muy cercano.
Obviamente, si llegara a triunfar Capriles, ese revolcón sí sería más profundo, e incluso drástico en algunos aspectos, dado que tanto éste como Santos se ubican en la centro-derecha. Por ejemplo, en el tema del combate a la guerrilla en Venezuela habría que hacer un borrón y cuenta nueva, pero, como se dijo, por el momento, al tenor de las encuestas, la posibilidad de que la oposición le gane al chavismo no es muy alta. Sin embargo, si algo ha demostrado la política electoral en el vecino país es que todo, todo, puede pasar. La noche del 7 de octubre se verá el humo blanco.