Cerrojo de Maduro a prensa y redes sociales | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Jueves, 24 de Agosto de 2017
Pablo Uribe Ruan
El martes la presidenta de la Constituyente, Delcy Rodríguez, presentó una ley para controlar las redes, espacio predilecto para el intercambio de información en la oposición, preocupada por el nuevo modelo que intenta imponer el régimen: la cubanización de los medios

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El régimen chavista se cierra. El 10 de agosto, en una sesión de la Asamblea Nacional Constituyente, calificada por la dirigencia opositora como la cubanización de Venezuela, Nicolás Maduro,  presidente de la República, dijo que había llegado la hora de superar el odio  “a través de leyes severas”. Doce días después, la Asamblea presentó un proyecto ley para controlar y sancionar las redes sociales y los medios de comunicación que generan “odio, violencia, racismo”.

Adscrita a la solicitud de Maduro, se trata de la Ley contra el Odio, la Intolerancia y por la Convivencia Pacífica, una norma que según Marco Ruiz, Secretario General del Sindicato Nacional de la Prensa en Venezuela, significa “una decisión, ilegal, arbitraria, que desconoce el derecho a buscar y difundir información a través del medio que nos parezca. Deja en evidencia el carácter dictatorial, de hipersensibilidad a la crítica que ha tenido el gobierno de Maduro”, en una declaración vía Twittter.

La ley, que aún no ha entrado en vigencia, ya cobró sus primera víctima: Caracol televisión. El Gobierno le ordenó a los cableoperadores mediante la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) sacar del aire al canal colombiano a partir del 24 de agosto.

La decisión, que según Beatriz Adrián, corresponsal de Caracol en Caracas, “estaba cantada”, de acuerdo a las declaraciones de Juan Roberto Vargas, director del canal, se tomó como parte de las medidas del chavismo contra Colombia por haber recibido a la destituida fiscal Luisa Ortega.

“Lamentamos profundamente esta decisión del gobierno de Venezuela de sacar a Caracol Televisión del aire, nos sacaron de las dos cable operadoras”,  dijo Vargas a BLU Radio.

“La oposición, antes que se instalara la Constituyente, ya advertía que el destino de los medios en Venezuela podía ser el mismo del Diario de la Marina en Cuba”.

Esta decisión no sólo se debe a la acogida de Luisa Ortega. También hace parte de la denominada “batalla comunicacional” que anunció Maduro contra medios como CNN, Fox News y varios latinoamericanos, entre ellos la prensa, televisión y radio colombiana.

Sobrevivir como medio no oficialista en Venezuela cada vez es más difícil. Poco a poco se han sumado más canales, periódicos y emisoras que son bloqueados y expulsados del país. En el caso de Colombia, desde 2014 NTN24 fue sacado el aire, luego, en 2016, ocurrió lo mismo con El Tiempo televisión, y ahora se suma Caracol televisión.

Medios del nivel de CNN y la BBC (televisión, no prensa) también han sido expulsados.  Igualmente algunos corresponsales de The New York Times y otros periódicos internacionales no han podido volver al país.

Cubanización

Hace 57 años, cuando Fidel Castro y su comitiva apenas establecían las bases de su modelo comunista, una de sus primeras decisiones fue cerrar el Diario de La Marina,  que conllevó a la clausura de los otros periódica de la isla.

Sólo había pasado un año desde el derrocamiento de Fulgencio Batista, pero Castro tenía claro que la prensa, dirigida por sus opositores, podía debatir sus posiciones y optó por clausurarla. Después de ello, los cubanos sólo se han informado con el diario oficial,  Granma, y la televisión del Estado, y ahora –algunos- conocen otro tipo de contenidos por internet, aunque su acceso es restringido.

La oposición, antes que se instalara la Constituyente, ya advertía que el destino de los medios en Venezuela podía ser el mismo del Diario de la Marina en Cuba. A nivel local, tradicionales medios impresos, radiales y televisivos, han sido cerrados o comprados por personas afectas al chavismo.

Le ley de unos medios

El martes la Asamblea Constituyente, que muchos consideran fraudulenta, por cómo se eligió, e ilegítima, por no tener miembros de la oposición, debatió la ley contra el Odio (nombre simplificado) como parte de su agenda. La presidenta de este órgano plenipotenciario, Delcy Rodríguez, dijo que “este proyecto de ley fue presentado por iniciativa del presidente de la República frente a los horribles crímenes de odio, crímenes de intolerancia que sufrió el pueblo de Venezuela en los meses recientes”.

El argumento central de la ley es regular el “odio” y la “violencia” que prevalece en las redes sociales, principalmente. “Se han convertido en la plataforma más grotesca y brutal para atentar contra la integridad de nuestro pueblo” por lo que “debe haber regulación a la empresa proveedora de esos mensajes”, ha dicho Rodríguez.

La ley, según el Nacional de Caracas, prevé penas privativas de la libertad de hasta 25 años, cuando exista incitación a la violencia que “genera caos o zozobra”. Esto hace alusión a los trinos y mensajes que algunos miembros de la oposición han publicado en redes sociales cruzando la línea entre la protesta pacífica y la violencia, entre otros.

El martes, cuando presentaba los motivos del proyecto, la excanciller citó el caso de su hermano Jorge, alcalde del centro de Caracas e integrante de la Constituyente, quien fue grabado en México caminando con sus hijos, mientras un hombre le gritaba: “asesino, asesino”. “Hubo un tuit de un partido opositor amenazando al alcalde de Caracas, esas expresiones, amenazas de muerte, esas expresiones de odio deben”, explicó la chavista.

Lo que no dijo Rodríguez es que el chavismo, que domina toda la franja televisiva, tiene varios programas cuyo propósito es desafiar a la oposición. En su espacio televisivo, emitido todas las noches entresemana, Diosdado Cabello ha publicado contenido confidencial de Leopoldo López y su esposa Lilian Tintori, situación que ha sido denunciada ante organismos internacional. Este es sólo uno de varios ejemplos.

Lo cierto, más de allá de algunos hechos esporádicos, es que el chavismo intenta controlar las redes sociales para censurar el escenario predilecto de debate y crítica en Venezuela. Tras la 18 años en el poder, toda la televisión está en sus manos (salvo canales que se transmiten por streaming: VTV y VivoPlay), casi toda la radio también la maneja y la prensa, que aún conserva su independencia – algunos diarios-, es bloqueada con sanciones económicas y hackeos de  páginas web.

 

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