Centroamérica, territorio estratégico para las operaciones de tráfico de drogas desde el sur hacia Estados Unidos, se debate en el dilema de intensificar la lucha frontal contra los poderosos carteles, impulsada por Washington, o buscar otras alternativas para neutralizarlos.
En medio de este debate, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tratará el viernes la lucha antidrogas, además de asuntos de comercio y cooperación, con los mandatarios de Centroamérica, en una cumbre que se celebrará en Costa Rica, luego de su visita a México.
"En la agenda de temas de seguridad, el combate y lucha contra el narcotráfico ocupa un papel de primer orden", dijo en vísperas de la visita el ministro de Seguridad de Costa Rica, Mario Zamora.
Washington estima que el 90% de la cocaína que se consume en Estados Unidos pasa en vehículos, avionetas, lanchas y hasta submarinos por México y Centroamérica. El constante flujo comercial intrarregional tampoco ha sido desaprovechado por los narcos, que embalan los paquetes en furgones de mercancías.
Los carteles de México como el de Los Zetas, el más sangriento, y el del Pacífico, una alianza entre el de Sinaloa y el del Golfo, expandieron sus operaciones a Centroamérica y se apoyan de capos locales para asegurar el paso de la droga, más recientemente también han instalados laboratorios de drogas sintéticas.
Guerra frontal
Helicópteros, radares, grupos élites militares y hasta destructores lanzamisiles, participan en el combate al negocio de la cocaína que mueve en el mundo unos 85.000 millones de dólares al año, 35.000 de estos en el mercado estadounidense, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
"¿Por qué tanto problema en Centroamérica? ¿Dónde está la causa? La causa (está) en las políticas que ellos (EEUU) han promovido. La causa está en que ellos son el principal mercado", dijo hace una semana el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cuyo gobierno, pese a ser crítico de Estados Unidos, mantiene cooperación en la lucha antidrogas.
Estados Unidos ha ejecutado varios programas contra el narcotráfico en la región, como la llamada Operación Martillo, a fines de 2012.
"La operación Martillo ha dado muchos buenos resultados con los países que nos apoyan con las embarcaciones más allá de las 12 millas náuticas", afirmó Belsio González, director del Servicio Nacional Aeronaval de Panamá tras incautar 1.472 kilos de cocaína a una embarcación colombiana la semana pasada.
En Guatemala, durante varios meses en 2012 más de 170 infantes de marina participaron en operativos en distintas regiones y se decomisaron dos toneladas de cocaína.
El Plan Martillo "sólo decomisa el producto pero no desmantela estructuras" del narcotráfico, aclaró el exministro del Interior de Guatemala, Carlos Menocal, quien explicó que esto provoca que los grupos criminales "mantegan un status quo" que "apadrina" otros ilícitos como el sicariato, el secuestro y la extorsión.
En Honduras la lucha es frontal. Unidades combinadas de las Fuerzas Armadas, la Policía y la Fiscalía, junto con agentes de la DEA, libran una ofensiva en el Caribe, donde los narcotraficantes tienen pistas clandestinas y embarcaderos.
¿Legalizar las drogas?
En 2012, militares y policías centroamericanos decomisaron 85 toneladas de cocaína, pero el flujo de droga no para y, según la UNODC y autoridades locales, es uno de los detonantes de la violencia en la región, lo que ha multiplicado las voces que piden alternativas.
En contraposición a la lucha tradicional a las drogas, hace un año el presidente de Guatemala, Otto Pérez, sorprendió con su propuesta de despenalizar las drogas para frenar la ola criminal, que fue rechazada de un tajo por Washington.
Aunque en Centroamérica la propuesta no tuvo eco, los presidentes apoyan un debate que busque nuevos mecanismos para enfrentar el narcotráfico.
"Dejemos que la política de combate a la droga se fundamente en los firmes pilares del siglo XXI y no en las viejas y desgastadas estructuras del siglo XX basadas en prejuicios e ideologías", dijo Pérez hace unos días.
Omar Zúñiga, ex jefe de la Oficina de Bienes Incautados (OABI) de Honduras, dijo a la AFP que el "remedio sería peor que la enfermedad", al estimar que se dispararía aún más el consumo.
"Nuestras sociedades no están preparadas para una acción como esa", aumentaría el consumo, coincidió el analista salvadoreño, Antonio Martínez.
Pero el debate sigue. Pérez logró colar el tema en la Cumbre de las Américas hace un año en Colombia y centrará la agenda de la Asamblea General de la OEA en junio en Guatemala.