Aislado en medio de la cordillera de los Andes se encuentra un cementerio anónimo reservado a los guerrilleros de las FARC, un camposanto que muchos lugareños esperan develar con orgullo una vez se logre la paz en Colombia.
Un camino escarpado que serpentea entre cascadas y precipicios lleva a este sitio, mantenido en el secreto más absoluto durante mucho tiempo por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), la rebelión más antigua de América Latina, surgida de una insurrección campesina hace más de medio siglo.
Sobre la ruta, llena de guijarros y baches, un guerrillero pregunta las intenciones de los visitantes. Conversa un momento y después desaparece, subido a una potente moto, antes de la entrada del cementerio, situado sobre la aldea Los Andes, en el departamento de Caquetá, a unos 300 kilómetros al sur de Bogotá.
"Ese lugar es un símbolo de la lucha y para la paz. Estamos muy orgullosos de tenerlo acá", confía a la AFP Plácida Perdomo, propietaria de una de las casuchas de madera que hay cerca del cementerio.
Esta frágil mujer de 62 años, quien se jacta de haber sido en otro momento la guardiana del lugar, vería con buenos ojos que el sitio se transformara en un "centro de memoria" si llegaran a buen término las negociaciones de paz que el gobierno avanza desde hace dos años en Cuba con la guerrilla, la principal del país con unos 8.000 combatientes según cifras oficiales.
Ubicada sobre la ladera de la colina, el cementerio de las FARC se descubre gradualmente detrás de una cuidada alameda de pinos.
"Es un lugar sagrado, un lugar de culto", señala un jardinero que pide el anonimato.