Celebran 37 años de revolución sandinista | El Nuevo Siglo
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Martes, 19 de Julio de 2016
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El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, celebra hoy el 37 aniversario de la revolución empeñado en conquistar un tercer mandato sucesivo con el apoyo de nuevas generaciones sandinistas y los pobres, además de una provechosa alianza con el sector empresarial.

Ortega tiene previsto mostrar, en un masivo acto, el músculo político del gobernante Frente Sandinista (FSLN, izquierda) de cara a los comicios del 6 de noviembre, en los que busca ser reelegido ante una oposición diezmada por intrigas internas.

El acto conmemora la fecha -19 de julio de 1979- en que la entonces guerrilla sandinista encabezó una insurrección popular que depuso a la dictadura de Anastasio Somoza.

Ortega "tiene el apoyo de la inmensa mayoría de los nicaragüenses (...) en el contexto de una oposición que ha sido incapaz política e ideológicamente y sin proyecto de nación", dice a la AFP el exguerrillero sandinista Edén Pastora.

Según una encuesta de M&R de junio, al 81,7% de los nicaragüenses "le agrada" el mandatario, un exguerrillero de 70 años que tiene su mayor apoyo entre jóvenes de 16 a 34 años.

El diputado opositor Eliseo Núñez, del Partido Liberal Independiente (PLI), admite que a la oposición le "ha hecho falta conectar con la gente" porque descuidó el trabajo en las calles.

Además, alega que la oposición ha sido blanco de represiones que han dejado al menos 16 activistas muertos y decenas de arrestos temporales.

- Un liderazgo fuerte -

Ortega gobernó por primera tras la Revolución Sandinista, de 1979 a 1990, en medio de un conflicto armado con los 'Contras' armados y financiados por Washington, que dejó miles de muertos.

En 2007 regresó al poder con una buena relación con Estados Unidos, principalmente comercial, y se enfocó en los problemas económicos de uno de los países más pobres del hemisferio.

En junio, Ortega fue ungido por su partido, por séptima vez en su carrera política, como candidato a la presidencia.

Su plan de reelección fue allanado hace dos años por una cuestionada reforma constitucional que eliminó la prohibición a la reelección presidencial sucesiva, que estaba vigente desde 1995.

De manera paralela, el mandatario afianzó en los últimos 10 años el control de su partido sobre el aparato estatal, incluido el organismo electoral, policía y ejército, con iniciativas avaladas por el Congreso de mayoría sandinista.

La justicia dictó en junio un polémico fallo que alteró el mando del principal partido opositor, el derechista PLI, excluyéndolo de los comicios.

Sin rivales fuertes, Ortega apunta obtener su reelección en las elecciones, en las que los obispos y los empresarios temen que se instaure un régimen unipartidista.

- Los nuevos sandinistas -

La mayoría de combatientes y dirigentes del FSLN que encabezaron la insurrección popular contra Somoza han sido alejados o apartados del entorno del mandatario.

Según la exintegrante de la dirección sandinista Dora Téllez, "Ortega ha traicionado la sangre de los caídos, vendido los ideales por los que lucharon miles de combatientes" y se ha "enriquecido" en el poder.

Ahora, el mandatario avanza en un modelo de gobierno que define como "cristiano, socialista y solidario", de la mano de su esposa Rosario Murillo y el respaldo de una nueva generación sandinista.

"Hay una nueva generación (...) a la que hay que darle lugar", dijo el asesor económico del gobierno, Bayardo Arce.

Este modelo ha sido apoyado hasta ahora por el sector empresarial en el marco de un consenso sobre temas económicos.

Los más de 4.400 millones de dólares que Venezuela facilitó al gobierno de Ortega en cooperación petrolera e inversiones entre 2008 y 2015, contribuyeron a financiar programas contra la pobreza, como Hambre Cero.

Pero los bajos precios del crudo y la crisis económica que afronta el gobierno de Nicolás Maduro, han reducido a la mitad el flujo de la cooperación venezolana.

Según datos oficiales, más de medio millón de nicaragüenses han sido beneficiados con Hambre Cero y otros miles han accedido a pequeños créditos, viviendas a bajo costos y títulos de propiedad.

Las asistencias, que la oposición vincula al clientelismo político, contribuyeron a reducir la pobreza de 42,5% a 29,6% entre 2009 y 2014, indica una encuesta del gobierno del 2015.

Otro sondeo de la privada Fundación Internacional para el Desafío Económico y Social apunta que la baja en la pobreza fue de 44,7% a 39,5% en ese período.