Entrevista de Paloma Valencia
Ignacio Valencia y Guillermo Alberto González, dos lideres caucanos con tradición en la política de ese departamento, analizan el conflicto que se vive allí. Tejen hipótesis en torno al surgimiento de la ruptura de los indígenas con la institucionalidad que lleva a que estas comunidades impidan la permanencia de la Fuerza Pública en sus territorios, algunos de los cuales hoy son corredores del narcotráfico y asientos estratégicos de la guerra que libran los narcoterroristas para dominar el país.
IGNACIO VALENCIA LÓPEZ: el círculo de la pobreza y la violencia
P.V.- ¿Cuál considera que es el origen de el conflicto en el Cauca?
I.V.- El Cauca está atrapado en un círculo de violencia y pobreza, que no es fácil de romper y que cada vez se profundiza y se agudiza más.
Los discursos demagógicos de la redistribución de la tierra que dominaron al Estado durante varias décadas del siglo XX dieron lugar a que el proceso de reivindicación de los indígenas se hiciera a través de la reforma agraria.
El Cauca era un departamento prospero para la época, su territorio albergaba grandes lecherías y ganaderías con la tecnología de punta de la época. La presión estatal para que los legítimos propietarios entregaran la tierra fue muy grande, y la mayoría de los caucanos colaboraron y vendieron sus fincas a precios irrisorios. Los indígenas iniciaron un proceso brutal de invasión de predios, respaldados por el discurso estatal.
Al mismo tiempo, los grupos alzados en armas que, para entonces, ya estaban en el departamento, empezaron a participar activamente en el proceso; presionaron a los propietarios mediante amenazas, secuestros y asesinatos. Los caucanos fueron obligados a vender y la tierra les fue arrebatada con el poder estatal asociado a los métodos invasores de los indígenas y las armas de los violentos.
El cambio de la composición de la propiedad de la tierra trajo más pobreza y más violencia, y desde entonces el departamento no ha logrado salir de está trampa. No creo que el problema se limite a la propiedad, se trata de la productividad, del empleo, de las oportunidades que siguen siendo muy escasas en el Cauca.
P.V.- ¿Por qué los indígenas no lograron hacer productivas las tierras que recibieron?
I.V.- Incidieron varios factores. El primero, según ellos mismos narran, es la filosofía de la contemplación. El definitivo, en mi opinión, es que nunca han tenido la capacidad para hacerlo. Ahí nos encontramos una de las grandes falacias de la reforma agraria. Sus defensores creen que cualquiera puede ser empresario del campo; que se recibe la tierra y se pone a producir y se puede vivir de ella; eso lo puede sostener quien no ha sido empresario agrario. Ese es un negocio muy complejo, incluso más que otros; los precios son bajos, hay muchos intermediarios, las vías de comunicación para sacar los productos son malas -cuando existen-, en fin por eso es un negocio que el Estado subsidia en la mayoría de las economías desarrolladas. Los indígenas no tenían el conocimiento ni los recursos para hacer productivas las tierras.
La gente ya no tenía trabajo en el campo y eso explica el crecimiento del desempleo y la pobreza; muchos de esos territorios se dedicaron a los cultivos ilícitos: coca, marihuana y amapola en las tierras de la cordillera, porque es uno de los pocos negocios agrícolas rentables, que no se afecta por la falta de vías, y los narcos hacen las inversiones iniciales y otorgan los paquetes tecnológicos para cuidarlos y cosecharlos adecuadamente. El costo de los cultivos ilícitos es que con ellos se asentaron en esos territorios los guerrilleros dueños del negocio; y poco a poco se adueñaron también de las comunidades. Esto es lo que llamo el círculo de la pobreza y la violencia, pues los guerrilleros llegan con destrucción.
P.V.- ¿Los indígenas parecen no aceptar el Estado colombiano?
I.V.- Los indígenas, en general, son gente buena, sin embargo han sido víctimas de un discurso reiterativo que los hace ver como explotados y maltratados; eso afectó las relaciones entre los diferentes pobladores del departamento: hoy los indígenas tienen conflictos con los campesinos y con las negritudes. Además, ese discurso rompió también la posibilidad de hacer parte del Estado colombiano. Los indígenas, cada vez más, se sienten un grupo racial diferenciado del resto del país. La llegada de numerosas organizaciones internacionales con un discurso que los distancia de la integración nacional, y promueve visiones separatistas e incluso violentas. Es una visión que califica el descubrimiento de América y el proceso de conquista como un hecho terrible. No podemos decir que todo haya sido perfecto y que no hubieran existido mejores maneras de hacerlo, claro que sí, pero ya ese tiempo pasó. Esa es nuestra historia y no debe convertirse en factor de resentimiento y separación, tenemos que construir desde allí y hacer un país donde quepamos todos.
Los caucanos entregaron su tierra que era toda su riqueza con la convicción de que con ello el departamento sería más rico y próspero, sin embargo cada vez estamos más pobres y vivimos más violencia.
P.V.- ¿Cuál sería el camino para superar esta crisis?
I.V.- Los caucanos tienen que superar la idea de que el problema es la propiedad de la tierra y entender que secuestrar y matar a los que tildan de “ricos” no es un proyecto que nos enriquezca. Hay que romper el círculo de la pobreza y la violencia. Eso requiere presencia estatal continua y efectiva, y una clase política comprometida con eso, y no la que vemos dedicada al saqueo del erario.
El Cauca requiere un plan que nos convierta en un departamento productivo. La ganadería y la lechería están muy disminuidas, los cultivos agrícolas lícitos también. Somos potencia hídrica en el país, se pueden construir muchas hidroeléctricas para ser grandes exportadores de energía, sin embargo el Cauca tiene una de las energías más caras de Colombia. Tenemos valles ideales para el cultivo de caña y deberíamos tener, como el Valle, plantas para biocombustibles. La meseta de Popayán es ideal para grandes proyectos de reforestación de maderables, en fin.
P.V.- ¿Qué opinión le merecen los comentarios que se hacen a propósito de un despeje en el Cauca para los diálogos de paz?
I.V.- Hubo una marcha encabezada por el Gobernador Ortega y otros personajes como Piedad Córdoba y Antonio Navarro donde ofrecieron los territorios indígenas y el Cauca como zona de distensión. La gente del departamento lo rechaza categóricamente. Tiene miedo de que eso pase, porque aquello nos alejaría de la idea de consolidar de seguridad y generaría más conflicto entre los pobladores y los indígenas. Quiero resaltar que los procesos políticos actuales diseñados para cerrar las puertas a la juventud, al progreso y la moral, deben cargar con el peso de estas responsabilidades. La acción política de mi partido es la de jinetes del apocalipsis criollo, que han destruido la estructura moral y sólo les interesa la satisfacción de intereses personales y económicos.
GUILLERMO ALBERTO GONZÁLEZ: conflicto, tierras y narcotráfico
P.V. – ¿Qué piensa de la propuesta de los indígenas según la cual todos los grupos armados deben abandonar las zonas de resguardos?
G.A.G.- Es una ingenuidad tremenda conociendo la forma como actúan las Farc en Colombia. No se puede creer que al otro día de que salga el Ejército de un sitio, simplemente porque la Guardia Indígena se lo tome para protegerlo, la guerrilla no vaya a estar ahí. Allí estarán y no les va a importar mucho sacrificar los derechos humanos ni la gente. Lo principal para ellos es el dominio territorial de una zona que históricamente les ha servido para proteger las corrientes del narcotráfico que los alimentan económicamente, y también para tener la posibilidad de aumentar su influencia sobre una zona tan importante del territorio como es el norte del Cauca, el sur del Valle, la comunicación con el Cañón de las Hermosas en el Tolima y con el Huila. No es simplemente reducir a Toribio, es mucho más grave, están en una región absolutamente estratégica que puede servir para el expansionismo de las Farc.
El conflicto con los indígenas tiene origen en el narcotráfico. Esa zona se contaminó, las plantaciones se multiplicaron, y así también el comercio. Los líderes insurgentes indígenas se aprovecharon y lejos de convertirse en unos aliados de la institucionalidad, empezaron a socavarla. No sólo para proteger los cultivos, sino también porque los indígenas, ingenuamente -desde hace mucho tiempo-, han planteado el tema de que tienen derecho a pedir la evacuación de cualquier grupo armado, ejército o guerrilla. Es una ingenuidad porque es inconstitucional. Además, en forma inmediata las fuerzas subversivas ocuparían el territorio y después sería mucho más difícil sacarlas.
P.V.- Se habla de que podría haber algunos vínculos de los líderes indígenas, e incluso de las comunidades, con los grupos guerrilleros ¿Cuál es su opinión al respecto?
G.A.G.- El indigenismo caucano está muy bien organizado alrededor de agrupaciones como el CRIC, ACIN, AICO. Nunca hacen una declaración de apoyo a los grupos armados ilegales, pero a la hora de tomar unas acciones difíciles, como la de eliminar que (los guerrilleros) tomen las habitaciones y las casas para disparar desde allí a la Fuerza Pública, no lo hacen. Insisten en que la Fuerza Pública se retire porque creen que así no se convierten en blanco. No toda la población está con ellos, una buena parte está amedrentada. Si a una persona le ponen una pistola en la frente y le dicen que si delata o no se presta para que utilicen su habitación para disparar, la persona no va a decir nada.
Además, el mayor número de nuevas incorporaciones y reclutamiento de las Farc se hace en esa zona. El Ejército y la Inteligencia tienen material suficiente para mostrarlo. Hay reclutamiento forzado, en la mayor parte de los casos, y reclutamiento voluntario. No puedo decir el ciento por ciento de la población es auxiliar de la guerrilla, pero si cada familia tiene un hijo, o tiene un sobrino, o tiene un pariente que está en la guerrilla. Es muy trabajoso ganar una guerra cuando el contingente armado del enemigo está conformado en parte por los parientes de la sociedad donde se desarrolla el conflicto.
Esto no se soluciona aumentando el número de tropa, esto no es haciéndole inversión social -a pesar de que lo considero necesario-, hay que delimitar la zona, gastar una plata en hacer unos asentamientos, como se hicieron durante la Conquista. Los pueblos del norte del Cauca fueron fundados varias veces. Caloto, por ejemplo, lleva cuatro o cinco fundaciones, porque los indígenas los destruían y los pobladores quedaban totalmente desprotegidos, entonces tenían que montarlo en otra parte. Para poder ganar la guerra hay que delimitar el territorio y refundar los pueblos en sitios que sean más seguros y en sitios donde la autoridad pueda ejercer su mandato legal.
P.V.- ¿Cómo ve el conflicto por la tierra en el Cauca?
G.A.G.- La tierra es un concepto que no permite solución, porque el globo de tierra es absolutamente definido y finito, se llama Departamento del Cauca. Sobre el Departamento del Cauca ejercen presiones los indígenas -la presión es creciente porque la población sencillamente se multiplica-, así también los blancos, la industria, los negros y las otras fuerzas que pujan sobre ese globo, dentro del cual hay, además, parques naturales, tierras inservibles. Entonces llega un momento en el cual las fuerzas chocan y tiene que haber un conflicto. Ese conflicto obedece a que tenemos un modelo basado sobre la tierra, que es absurdo. Los indígenas edifican todo el conjunto de su prosperidad sobre la tierra. Se vuelve insoluble el conflicto hasta que no cambie el modelo, habría que buscar otro modelo distinto que no sea el de la simple posesión de la tierra para poder sacar adelante las reivindicaciones.
Las reducciones que hicieron los Jesuitas en Paraguay son un modelo parecido al que se hizo hace tiempo y que funcionó bien. Consistió en llevar a la gente hasta unos sitios en donde se le alfabetizó totalmente. Resultó bien, pues le dio a la gente la oportunidad de vivir, progresar, cambiar, pero sin dispersarse. Algo parecido, que remplace el modelo caucano de simplemente luchar por la consecución de la posesión de la tierra. La tierra es un bien productivo, pero no es únicamente un bien para poseer. En el Cauca ha hecho carrera que el sólo poseer la tierra da poder. Es un concepto anacrónico y sin embargo se encuentra en el discurso indígena.
P.V.- Se dice que los indígenas cada vez menos se sienten pertenecientes al Estado colombiano y a la institucionalidad ¿Cómo ve el asunto?
G.A.G.- En muchísimos sitios en el Cauca está sucediendo que pertenecer la raza indígena es más importante que la pertenencia a un ente que se llama Colombia. Si algún departamento no tiene institucionalidad y el poder del Estado es mínimo, es el Cauca. El gobernador del Departamento, lo tengo absolutamente averiguado, gobierna sobre una parte del territorio. Hay sitios, por ejemplo en la costa Pacífica, donde no conocen lo que es un juez ni la Fiscalía. El Cauca es el departamento que menos Estado tiene. El Presidente de la República, el Gobernador, el Alcalde mandan sobre una parte apenas.