Las autoridades de las Islas Canarias inmovilizaron este jueves más de una tonelada de hamburguesas congeladas destinadas a hoteles y restaurantes de este turístico archipiélago español tras detectarse que contenían carne de caballo, informó un responsable local.
"Hemos paralizado unos mil kilos de hamburguesas, unas 7.000 hamburguesas aproximadamente, que ya se encuentran fuera de mercado y que no van a ser en ningún caso consumidas", explicó el director general de comercio y consumo del gobierno regional, Gustavo Matos.
La partida de hamburguesas inmovilizadas, un total de 1.089 kg cuyo porcentaje de carne de caballo está aún por determinar, había sido distribuida por una empresa de Valencia, en el este de España, a "establecimientos de hostelería, no tiendas ni supermercados" de las islas, afirmó.
Las autoridades de Canarias habían sido alertadas por el ministerio de Sanidad español de que dicha empresa distribuidora figuraba entre los clientes de una compañía irlandesa implicada en un escándalo que ya afecta a cerca de 15 países europeos.
"Las hamburguesas no han sido aún analizadas, pero sabemos que tienen carne de caballo porque está detectada en su origen, desde su fabricación en Irlanda", precisó Matos a la AFP.
El escándalo de la carne de caballo etiquetada como carne bovina en platos cocinados se extendió el miércoles a Asia, donde las autoridades de Hong Kong anunciaron el retiro de la venta de productos importados.
Las autoridades españolas no efectuaron hasta ahora análisis de productos cárnicos y la presencia de ADN de caballo en algunos alimentos fue señalada por asociaciones de consumidores.
Sin embargo, a lo largo del mes de marzo "España va a realizar un total de 150 muestras tomadas en establecimientos de venta al por menor" y "otros establecimientos como almacenes frigoríficos, que serán analizadas en laboratorios designados al efecto", informó el ministerio de Sanidad.
En el marco de un plan de control europeo, España analizará también 115 muestras de carne de caballo destinada al consumo humano, tomadas en mataderos y puestos de inspección, para "detectar la posible presencia de residuos de fenilbutazona", subrayó en un comunicado.
La fenilbutazona es un antiinflamatorio empleado en caballos que puede tener efectos adversos para la salud humana.
La agencia británica de seguridad alimentaria anunció la semana pasada haber hallado rastros de este medicamento equino en carcasas de caballo que pudieron entrar en la cadena alimenticia.