Canal ampliado, viento económico | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Junio de 2016

Por  Giovanni E. Reyes (*)

UNA de las obras más importantes de ingeniería moderna, de hace más de cien años, cuando no se contaba con la tecnología que hoy tenemos a mano, es el Canal de Panamá, inaugurado el 15 de agosto de 1914.  Aún hoy en día causa asombro el sistema de esclusas que permiten manejar los diferentes niveles que tienen los océanos Atlántico y Pacífico en el traslado de buques de gran calado.  Se creó un lago artificial, el Gatún, el cual facilita el tránsito en los 65 kilómetros entre ambos océanos.

Como se sabe, hoy se inaugura el conjunto de obras que constituyen una ampliación del canal.  Obras faraónicas que han llegado a costar cerca de 5,200 millones de dólares.  El componente más importante ha sido la construcción de un nuevo juego de esclusas de 427 metros de largo, 55 de ancho y de 18 metros de profundidad.  Con ello se facilitará el paso de navíos de hasta 336 metros de largo y de 49 metros de ancho, con profundidades de 15 metros. Hasta hace poco, sin la remodelación más actual, la profundidad de los barcos que podían transitar no podía ser mayor a 12 metros.

De manera directa, en relación con el manejo de los sistemas y los recursos naturales de Panamá y la región aledaña, una de las principales implicaciones es el sistema reutilizable de aguas.  Se trata de un conjunto de mecanismos que han sido exitosamente probados en Europa, por más de 80 años, en particular en Alemania. Además, las autoridades del canal estiman que existe ahora, con la ampliación y su tecnología, un ahorro hasta de un 60 por ciento del agua que se requiere.

Las obras se están pagando por sí mismas mediante los ingresos que se generan por aumentos en los peajes.  De esta manera, el Estado panameño no ve aumentada, de manera sostenible, sus propias deudas.  Esto desde luego, tomará cierto tiempo.  Se estima que en 10 años, las obras tendrán su autofinanciamiento. 

Panamá se beneficia de esta situación. Se crean empleos en la construcción y el mantenimiento, se favorece el turismo, las inversiones aumentan. Tan sólo en 2014 y 2015 se estima que la inversión extranjera directa en el país fue la mayor de Latinoamérica, totalizando un 14 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país, cuando en promedio la región vio como este indicador llegaba a 6 por ciento.

Nótese como Panamá -con todo y el escándalo de ser un paraíso fiscal, o quizá muy influenciado por este carácter, allí están los “Panamá papers” como indicador- ve reforzado su papel de centro financiero internacional.  De hecho el sector financiero, la construcción, servicios en general así como hotelería son los sectores de crecimiento más dinámico en el país. 

Panamá se destaca como el país de mayor crecimiento económico acumulado en América Latina desde 1999.  Solamente en 2009 tuvo un descenso de esta dinámica, y aunque en cifras positivas, la tasa de aumento del PIB, fue de 2.4 por ciento.

En general, Panamá encabeza a los países latinoamericanos en su desempeño económico, esto es, un indicador que conjuga las variables de crecimiento económico, empleo e inflación, las tres variables vitales del comportamiento económico de todo país.  A pesar de que la inequidad en los ingresos, al comparar los diferentes estratos sociales es alta -situación que se asemeja a la evidenciada en Chile, Brasil, Colombia, Guatemala y Haití- el país se ha asegurado de una importante base de crecimiento económico sostenible.

Esta ampliación del canal tendrá un positivo efecto de agrupamiento o “cluster” en el sentido de localización de empresas de bienes y servicios complementarios, articulados, en una misma área o región compartida.  Esto incluye a los países centroamericanos, pero también de la Cuenca del Caribe, en particular la zona costera de Colombia. 

De conformidad con lo expuesto por Rodolfo Sabonge, la ampliación del canal tiene el efecto de conformación de un “hub” o centro de distribución de servicios, transportes y personas.  En especial Cartagena destaca como punto receptor y formativo del “hub” en referencia.  La posición de este puerto es privilegiada, ubicado en una amplia bahía que permite la llegada de barcos hasta de 17 metros de calado, con aguas tranquilas y que cuenta desde ya con proyección logística internacional.

Se estima que parte de los beneficios de la ampliación del canal  promueven la consolidación de Cartagena como el séptimo puerto más importante en América Latina y el Caribe; ha llegado a movilizar hasta 1.14 millones de contenedores al año, además de tener conexiones con 134 países y unos 580 puertos en todo el mundo.

La ampliación del Canal de Panamá que hoy se inaugura se constituye en un factor determinante para que los gobiernos latinoamericanos y las empresas portuarias modernicen sus instalaciones.  Esto permitirá dar servicios a barcos más grandes, a la vez que impone la mejora de modelos y vehículos de las flotas mercantes.  Otro de los efectos, especialmente en Ecuador, Perú, Colombia, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, es la promoción y mejora del recurso humano, tanto en el ámbito gerencial, como de mandos medios y operativos en las entidades portuarias.

A raíz de esta ampliación canalera, lugares como Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, en el Caribe colombiano, se podrían convertir en centros logísticos, integrantes de un “cluster ampliado”, tal y como lo ha documentado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en particular el investigador Rodolfo Sabonge en su trabajo “La Ampliación del Canal de Panamá: Impulsor de Cambios en el Comercio Internacional”.  Los países beneficiados directa e indirectamente de esta ampliación podrían aumentar su producción anual hasta en un 1.1 por ciento.

La ampliación del canal está asegurando un lugar destacado de Panamá en la ruta interoceánica más importante que tiene Latinoamérica.  Son indiscutibles los impactos favorables en la mejora del talento humano, la creación de empleo y el mayor nivel de competitividad que se promueve en la región. Lo importante, de nuevo, es que la administración del canal, y de los puertos complementarios, aseguren resultados tan beneficiosos como sostenibles; lo deseable es que las instituciones favorezcan la inclusión social, en lugar de factores que redundan en mayores niveles de inequidad en el ingreso.

(*) Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.