Jueves, 27 de Octubre de 2011
Por fortuna, pasado mañana termina el proceso de elección de gobernadores, Asambleas, Concejos y alcaldes. Ha sido un período de malos ejemplos políticos para la juventud que asistió a campañas infectas de mentiras, difamaciones y calumnias. Bogotá y Medellín representan ejemplos para olvidar. Integrantes de la “campaña de Gustavo Petro” extrajeron totalmente del archivo de falsedades las que, a su entender, podrían hacer carrera entre ciudadanos humildes para restarle electores a Enrique Peñalosa. En Medellín fue aplicada cotidianamente la audacia calumniadora a Luis Pérez Gutiérrez, ex alcalde cuya familia ostenta 100 años de tradición liberal. No obstante tal hecho histórico, Rafael Pardo, jefe nacional y único del Liberalismo, se abstuvo de certificarle su militancia en la colectividad. Alegó que Pérez Gutiérrez había votado por Juan Manuel Santos y no por el candidato oficial del Liberalismo. Santos es Presidente gracias al voto de Pérez y de nueve millones de colombianos más.
Pequeñeces
Gustavo Montes Fernández, aspirante a la gobernación de Sucre, y Alan Jara, a la del Meta ajustan cinco meses de sufrir a sus copartidarios liberales. Vallas, pancartas y afiches que sugieren apoyar a Montes, desagradan tanto a los partidarios de Julio Guerra Tulena, el otro candidato, que los hacen destruir cuando aparecen. Por su lado, el metense Alan Jara soporta la diaria incursión de enemigos. Sus contradictores usan teléfonos cada día para irritar a los posibles amigos de Jara. Les hacen llamadas necias sin importar que sean las dos, las tres o las cuatro de la mañana.
Viveza zurda
Los llamados “zurdos” o extremo-izquierdistas sectarios se han pasado de “vivos”. Impusieron a la Nación el deber de indemnizar con recursos valiosos a la familia de Gustavo Cadavid, hace 14 años. Le hicieron figurar entre las víctimas de un asalto de paramilitares a Mapiripán, Meta. Pero el hombre había muerto seis meses antes, por causas naturales.