La segunda vuelta de la elección presidencial francesa -que disputarán el domingo el presidente Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande- acaparó este martes el Día de los Trabajadores con tres manifestaciones, en una de las cuales la ultraderechista Marine Le Pen anunció que votará en blanco.
El 1 de Mayo se transformó en un enfrentamiento entre Sarkozy y las organizaciones sindicales, que movilizaron a decenas de miles de personas en sus cortejos en todo el país (750.000, según el sindicato CGT).
A raíz de la polémica decisión de Sarkozy de convocar a sus partidarios a una manifestación para celebrar la "verdadera fiesta del trabajo" al mismo tiempo que el tradicional desfile sindical, hubo tres movilizaciones paralelas en París, dando al 1 de mayo un cariz de demostración de fuerza.
En una de ellas, organizada desde hace años en esta fecha por el partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) en honor de Juana de Arco, su líder Marine Le Pen anunció que votará en blanco en la segunda vuelta electoral y dio cita a sus partidarios en las legislativas de junio, "la tercera vuelta".
"No otorgaré mi confianza ni mandato a esos dos candidatos", "el domingo votaré en blanco", dijo.
Pese a una argumentación en favor del voto en blanco durante todo su discurso, Le Pen no dio explícitamente una consigna de voto: "Cada cual hará su elección. Yo haré la mía. Sois ciudadanos libres y votaréis según vuestra conciencia, libremente", afirmó.
Sarkozy, que no escatimó durante la campaña ataques a los sindicatos, reiteró sus críticas en un discurso pronunciado ante una multitud de partidarios reunidos en París en el mismo momento en que se realizaba la tradicional manifestación sindical del Día de los Trabajadores.
"Yo digo a los sindicatos: dejad la bandera roja y servid a Francia", "vuestro rol no es defender ideologías", "mirad el mundo como es", "proponed a los trabajadores construir el futuro sobre la realidad, no sobre quimeras", fueron algunas de las frases pronunciadas por Sarkozy.
"En la República no son los sindicatos los que gobiernan, es el gobierno. No son los sindicatos los que hacen la ley, es el Parlamento", agregó entre los aplausos de una muchedumbre de seguidores.
Sarkozy exaltó el "valor trabajo" y afirmó que desea "un nuevo modelo social francés" en el que "no se buscará disminuir el costo del trabajo bajando los salarios".
"No queremos amargura, ni lucha de clases. No queremos socialismo", agregó.
Entre tanto, decenas de miles de personas participaron en la manifestación convocada por cinco centrales sindicales (CGT, CFDT, Unsa, FSU y Solidarios) en París. En toda Francia hubo 289 manifestaciones con las consignas de defensa del empleo, del poder adquisitivo y de lucha contra "la xenofobia y el racismo".
"Esta es la primera vez que un presidente de la República trata de apoderarse del 1 de mayo", denunció el dirigente de la CGT, Bernard Thibault, al iniciarse la manifestación parisina.
Thibault, cuyo sindicato llamó a derrotar a Sarkozy, declaró el martes claramente que él votaría por Hollande a raíz del "balance del jefe de Estado".
François Chérèque, líder de la CFDT, que no dio consigna de voto, acusó a Sarkozy de "provocación" y de "dividir" a los franceses.
En el cortejo, abundaban las banderolas humorísticas contra Sarkozy: unas retomaban la célebre frase "lárgate pobre imbécil" que él mismo dirigió a un hombre que se negó a estrecharle la mano, otras parafraseaban la también suya "verdadero trabajo" para pedir un "verdadero presidente".
Por su parte, François Hollande, que no participó en las manifestaciones sino que asistió a una ceremonia en honor de un ex primer ministro fallecido, criticó la "batalla" de su rival contra los sindicatos.
La Fiesta de los Trabajadores "no debe ser una discordia, una división, sino por el contrario la unión: es lo que me distingue del candidato saliente, él divide, yo reúno", dijo, rindiendo homenaje a todos los que "humildemente defienden a los trabajadores".
"No puedo aceptar que pueda haber en Francia una batalla contra el sindicalismo el 1 de mayo", agregó.
Desaventajado en los sondeos de intenciones de voto para la presidencial, Sarkozy derechiza cada vez más su discurso de campaña con el objetivo de atraer al electorado del Frente Nacional.
Su decisión de convocar una manifestación del "verdadero trabajo" indignó a los sindicatos y a la izquierda. Ante la polémica, que alcanzó incluso a su propio campo, Sarkozy se corrigió, reconociendo luego que "verdadero trabajo" no fue una expresión "afortunada" y que quiso decir "verdadera fiesta del trabajo".
AFP