El efecto invernadero puede modificar la calidad del agua y al hacerlo, estas pueden convertirse en aguas pesadas ricas en hierro, salinas o abundantes en bicarbonato que van a afectar los cultivos como ocurrió con el arroz.

Esta es la principal conclusión del profesor y agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, Héctor Fabio Ramos, para quien los centros de investigación deben volcar sus esfuerzos “a producir plantas muy tolerantes a la sequía, porque el problema no va a ser solo el agua sino también los periodos secos muy prolongados”.

Al respecto, el gerente general de Fedearroz, Rafael Hernández Lozano, reveló que el cambio climático influyó en el desempeño del sector arrocero durante el año 2013, lo que afectó seriamente los rendimientos de la producción.

Esto se suma a la disminución de los precios, un escenario amenazante para la estabilidad económica y social de las familias que dependen de este cultivo.

Según lo expresó el dirigente gremial, en los Llanos Orientales y, en especial, en el Departamento del Meta, la mala distribución de las lluvias y un inusual cambio de las temperaturas máximas, junto con altos niveles de humedad relativa, se encargaron de afectar la fisiología de la planta.

Lo anterior causó vaneamiento (enfermedad que no permite que las espigas se llenen de granos)  y propició la aparición y exacerbación de plagas y enfermedades que para algunos productores significó un aumento en los costos de producción.

Precisamente, en el XXXIV Congreso Nacional  Arrocero el presidente del Congreso Néstor Julio Velasco y Hernández, por unanimidad le solicitaron al Gobierno Nacional la instalación de una mesa de negociación para el diseño de la política pública sectorial para el sector arrocero y que tal política quede consignada en un Conpes arrocero.