Cali, meca de cirugía estética para extranjeros | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Noviembre de 2013

Alba Díaz tiene un hotel muy particular: se especializa en recibir a turistas extranjeros que viajan a hacerse una cirugía estética en Cali, la tercera ciudad de Colombia, devenida en meca de la medicina de belleza.

En un barrio acomodado, esta mujer de 55 años es un verdadero ángel guardián para los pacientes: los recoge del aeropuerto, los lleva a la clínica donde serán operados y luego vela por ellos durante su convalecencia, marcada por dietas especiales y masajes postquirúrgicos. También cuenta con una enfermera bilingüe en inglés.

"Lo más importante es el amor, el cariño, que a la persona que deja a su familia, su esposo, sus hijos, en otra parte del mundo, de pronto sufriendo también por ella, se le pueda reemplazar un poquito lo que está en este momento necesitando", explica.

Su historia comenzó cuando cuidó a su propia hija, que reside en Estados Unidos y había viajado a Colombia para someterse a una abdominoplastia con liposucción. Agradecida de los cuidados de su madre, ella le propuso que abrieran un hotel. Actualmente su establecimiento cuenta con una decena de habitaciones, cuyos precios oscilan entre los 55 y 68 dólares por día.

 

En Colombia se realizan cada año 211.879 cirugías estéticas, 3,3% del total mundial, según cifras de la Sociedad Internacional de Cirugía Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés). El país es el tercero en América Latina en número de intervenciones médicas de belleza, por detrás de Brasil y México.

Estas estadísticas sitúan a Colombia en el undécimo lugar a nivel mundial en número de procedimientos.

 

Precios competitivos

Miriam Alvarado, una puertorriqueña de 53 años, tomó la decisión de operarse en Colombia de improviso, al ver que su hermana y su cuñada viajaban para realizarse una cirugía estética.

En dos semanas armó el viaje y decidió la operación que se haría: el mentón y una liposucción. Esta paciente calcula que en Puerto Rico un procedimiento así cuesta 14.000 dólares, frente a los 4.000 dólares en Cali.

 

"En Puerto Rico hay cirujanos de todo tipo, pero el tratamiento posquirúrgico no es tan avanzado como aquí", apunta.

Muchos pacientes destacan los cuidados quirúrgicos y la cultura del servicio de Colombia.

 

Es el caso de Peter McCabe, un empresario estadounidense residente en Colombia, que decidió realizarse un rejuvenecimiento facial en el país pese a la resistencia de su familia. "Mi familia me dijo que si iba a hacerlo, que por favor lo hiciera en casa", afirma.

Pero después de ver su nuevo rostro por Skype, muchos parientes le han dicho que les gustaría viajar a Colombia para realizarse una cirugía, cuenta Peter, y destaca la gran calidad humana del equipo que lo atendió.

Y es que "el colombiano está enfocado mucho al servicio", resalta la doctora Lina Triana, secretaria de la ISAPS.

 

Sin embargo, también recuerda que estas operaciones acarrean riesgos y señala que entre 3 y 5% de las personas que acuden al quirófano tienen una percepción alterada de su cuerpo, porcentaje que sube al 12% en los pacientes que se someten a operaciones en la nariz.

Además, hay numerosas ofertas de tratamientos e intervenciones por parte de personas no calificadas, apunta.

Cirugía en familia

La innovación también atrae a muchos turistas. Un ejemplo es la nueva técnica, desarrollada por el doctor Alfonso Riascos, para rejuvenecer el rostro sin dejar cicatrices cerca de la oreja, como era habitual hasta ahora.

"Yo empecé hace más o menos cinco años con pacientes seleccionados y ya llevo 400", dice, y calcula que atiende a un 30% de extranjeros.

 

Para Triana, la secretaria de la ISAPS, en el atractivo de Cali también hay un componente de talento muy importante, ya que los cirujanos plásticos colombianos llevan años perfeccionando sus técnicas.

"Resulta que ahora nuestros colegas de Europa y Estados Unidos tienen que aprender de nosotros a hacer cuerpos hermosos", destacó.

Al final, algunos pacientes viajan en familia y todos sus miembros pasan por el quirófano.

 

"Hemos tenido grupos familiares que vienen el papá, la mamá y tres hijos y fuera de eso la hija trae al esposo. Les encanta venir acompañados", asegura Alba.