El fuerte descenso de los precios del crudo hasta niveles de 55 dólares el barril, se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para el país, pero será a partir del 2016 cuando su impacto se sentirá con mayor fuerza.
A esto se suma que por culpa de este descenso vertiginoso, ya el déficit comercial se encuentra cerca a los 2.000 millones de dólares.
Este escenario es negativo y aunque sus consecuencias se han frenado por el aumento de la tasa de cambio, no dejar de abrir un boquete a las finanzas del Estado.
En el caso de Colombia, la preocupación sobre el impacto que los precios de las materias primas tendrían sobre el balance comercial del país se ha acentuado desde finales de junio, momento en el cual los precios del petróleo comenzaron una fuerte tendencia descendente después de haber oscilado en niveles cercanos a los 100 dólares por barril durante el primer semestre.
De hecho, la corrección reciente en las cotizaciones del petróleo llevó a que en la segunda mitad del mes de octubre los precios de la referencia WTI presentaran la menor cotización en 22 meses, acumulando una caída de 24 por ciento desde su pico de junio.
Por su parte, la referencia del petróleo Brent acumulaba un descenso en el mismo lapso de 27 por ciento. Entre tanto, otro importante producto dentro de las exportaciones colombianas, el carbón, viene presentando un comportamiento similar en la dinámica de sus precios, al registrar una caída de 17 por ciento en lo corrido del presente año.
Sin excedentes
Más preocupante aún, y en una perspectiva de mediano plazo, es importante señalar que el gran auge que tuvieron los precios y las cantidades exportadas por parte del sector minero-energético en los últimos 10 años, no se manifestó en excedentes importantes de la balanza comercial de Colombia.
Ello fue así por cuanto el saldo entre exportaciones e importaciones en productos diferentes a los combustibles observó un notable deterioro en el mismo lapso, pasando de un déficit inferior a los 5.000 millones de dólares en 2004 a uno de más de 30.000 millones de dólares en 2013.
A pesar de que el comportamiento de la balanza comercial sin duda responde a un amplio conjunto de factores, es importante comprender cómo un escenario externo menos favorable en cuanto a precios de commodities afectaría la posición comercial del país.
Aunque los supuestos centrales de Fedesarrollo ya incluyen una tendencia decreciente de los precios de estos productos, las proyecciones recientes de las instituciones internacionales y de los analistas de materias primas sugieren la posibilidad de mayores presiones a la baja, tanto por una mayor oferta del crudo a nivel global, especialmente por la producción de los llamados no convencionales, como por las menores perspectivas de demanda global de materias primas energéticas.
Promedios
De esta manera, en la senda central de Fedesarrollo, se espera que el precio del petróleo WTI se ubique en un promedio anual de 96 dólares por barril en 2014 y que descienda a 86 dólares por barril en 2015. Para el periodo comprendido entre 2016-2018 se mantendría una tendencia decreciente en el precio.
En el escenario alternativo, el comportamiento del petróleo tendría aún caídas mayores, aunque cómodamente situadas dentro de las bandas de volatilidad que estos precios presentan usualmente. Si este escenario se materializa, se darían caídas aún más pronunciadas en el precio del petróleo durante el último trimestre de 2014, llevando los precios de este combustible a 63 dólares en promedio para el año.
Durante 2015, el precio del WTI descendería hasta 55 dólares, y alcanzaría los 66 dólares por barril en 2018. En el caso de los precios del carbón, el escenario base parte de un promedio de 70 dólares por tonelada en 2014, con pequeñas disminuciones anuales hasta llegar a los 68 dólares por tonelada en 2018. En el escenario bajo, el precio caería de un promedio de 66 dólares por tonelada este año hasta 58 dólares en 2018.
Perspectivas
El comportamiento reciente de los precios de las materias primas, y particularmente los commodities energéticos, ha abierto la discusión sobre el impacto que este ambiente adverso tendría en las economías emergentes exportadoras. Las perspectivas para Latinoamérica durante los próximos años contemplan un pobre desempeño en materia comercial a raíz de la dinámica esperada en los precios de estos productos. Bajo este contexto, es importante iniciar un debate amplio sobre las implicaciones de mediano plazo que los menores precios de las materias primas energéticas tienen en el balance comercial y en la cuenta corriente y, de manera simultánea, discutir sobre las estrategias y alternativas que el país debe seguir en términos de diversificación y crecimiento de las exportaciones diferentes a los combustibles