Cae la red más grande de microtráfico en Chapinero | El Nuevo Siglo
Viernes, 15 de Agosto de 2014

Denuncias de habitantes del sector y principalmente comerciantes, daban cuenta de un gran número de personas quienes haciéndose pasar como ‘vendedores ambulantes’ alrededores y sitios aledaños a bares y discotecas’ tenían invadido un amplio sector de Lourdes (localidad de Chapinero) comercializando estupefacientes con mayor impacto los fines de semana, en donde se incrementaba notoriamente el número de personas comprando y distribuyendo este tipo de sustancias prohibidas.

 

La Policía Metropolitana de Bogotá en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, inició una serie de actividades de Inteligencia y Policía Judicial que tenían como objetivo desmantelar esta organización que desde hace un año se encontraba asentada en el sector promoviendo el tráfico de estupefacientes especialmente entre jóvenes de 18 a 30 años, quienes normalmente son los más frecuentes visitantes de esta zona de entretenimiento, rumba y diversión.

 

El ‘modus operandi’ de estos delincuentes consistía en encaletar medianas cantidades de dosis de los estupefacientes en lugares estratégicos cerca a la ubicación de distribución tales como alcantarillas, contadores de agua, energía y otros ductos que servían para almacenar el alcaloide con el fin de evitar las acciones policiales en los constantes patrullajes de vigilancia. Para ello contaban con toda una organización de entrega y bodegaje que funcionaba en cuestión de segundos desde el momento que se compraban los estupefacientes hasta el instante mismo de la entrega al ‘cliente’.

 

Es así que mediante la utilización de agentes encubiertos, se realizaron técnicas investigativas cuyo propósito fundamental era infiltrar la organización para poder identificar e individualizar a sus integrantes así como sus roles dentro de la misma. 

 

En este sentido, se pudo establecer que Jhon Ramírez alias ‘El Patrón, Yolanda Torres alias ‘La Cucha’ y Yenny Zapata, eran los presuntos cabecillas de la organización, encargados de trasladar la sustancia para abastecer el sector y manejar las finanzas de esta banda; utilizaban ‘15 vendedores ambulantes’ estratégicamente ubicados quienes entregaban las pequeñas dosis que tenían en las chazas); estos vendedores ambulantes ofrecían los estupefacientes y realizaban las transacciones en cuestión de segundos escondiéndose tras la fachada de vendedores de cigarrillos, chicles, dulces y comidas rápidas callejeras.

 

La investigación pudo establecer que esta estructura movía más de 60 millones de mensuales, alrededor de 480 millones de pesos en lo corrido del año producto de la venta de una novedosa droga sintética conocida como 2CB, la cual es distribuida en polvo y cuya dosis oscila entre 120 mil y 150 mil pesos, y que solo es comercializada en estratos altos. Igualmente esta organización delincuencial tenía un servicio de entre de estupefacientes a domicilio especialmente en el norte de la ciudad.