Con el veredicto de las urnas concluye mañana el más inusitado de los debates electorales de que se tenga noticia en la historia de Colombia por la variedad de acontecimientos que confunden el querer democrático de la nación. La de este domingo será una elección sui géneris porque la judicialización de la política es el plato fuerte en todos los círculos de la opinión nacional, todo ello adobado con cierto tufillo que produce la politización de la justicia.
Los escenarios. Bogotá fue sacudida electoralmente por un llamado que la justicia le hizo a 17 concejales, la mayoría de ellos candidatos a corporaciones públicas, todo ello precedido con las medidas de aseguramiento al alcalde Samuel Moreno y a su hermano, el senador Iván, por haber resultado comprometidos en el carrusel de la contratación. Ambos fueron denunciados por Gustavo Petro, su ex compañero de luchas y actual candidato a la Alcaldía Mayor.
La bandeja paisa. Medellín no es ajena al juicio político de mañana. La urbe maicera vive un verdadero pleito jurídico-electoral. Se trata del enfrentamiento en los tribunales en el que aparecen inmersos el alcalde Alonso Salazar y los candidatos Aníbal Gaviria y Luis Pérez, en donde el cruce de acusaciones es permanente con la intervención directa de las “asustadurías”; con un candidato a la gobernación como Álvaro Vásquez, cuestionado por el periódico El Colombiano; el señalamiento de los dos matutinos paisas a este aspirante tiene a la opinión en permanente zozobra, pues los organismos electorales, al parecer, no darán resultados de los escrutinios sino que será la propia justicia la que terminará decidiendo quiénes serán los gobernantes que a partir del primero de enero de 2012 manejarán los destinos de la región.
Los ex presidentes. Resulta desconcertante ver a un ex presidente de la República como Álvaro Uribe Vélez, megáfono en mano como animador de las distintas campañas que se realizan en el territorio nacional; más desconcertante aún verlo asumiendo el papel de porrista en el tinglado de la política, renunciando a su vocación de ex presidente y terminando como animador mayor de las justas electorales; sus intervenciones en Bogotá, apoyando a Enrique Peñalosa, enfrentando con su nombre a Gustavo Petro y a Gina Parody, le quitan grandeza a quien fue un buen presidente en sus comienzos y ejerce como el peor ex presidente. Uribe movió el andamio de la política también en el departamento del Valle, allí también terminó enfrentado a sus más leales amigos Dilia Francisca Toro y Roy Barreras; en Antioquia tomó partido contra Juan Gómez, Fabio Valencia y José Obdulio Gaviria. Con todo lo anterior, el desgaste sufrido por Uribe Vélez es notorio, pues según los analistas podría ser el gran derrotado en las elecciones de mañana.
Mientras tanto, los ex presidentes Ernesto Samper, Andrés Pastrana y César Gaviria mantienen sus respetables posiciones frente a la opinión pública, pues cada uno de ellos, a su manera, ha tomado distancia diametral de los encuentros y desencuentros parroquiales.