Cae… el teflón | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Marzo de 2012

En este país existen dos Colombias: Una, la excluyente y centralista, la que se guía por los parámetros de la revista de las vecindades del parque de la 93 y que es al mismo “tiempo” la de  El Tiempo.  Y la otra: la Colombia excluida, la de la marginada provincia, la que no tiene compromisos, la del colombiano común y corriente, interpretado desde la quebrada “La Ayurá”, la de la antigua calle Calibío, la misma del Porce en Rïofrio, desde donde entre luciérnagas surgen las voces de la Colombia auténtica. Esa Colombia cotidiana que madruga todos los días a generar desde las regiones  el dinamismo con su crecimiento económico y que mantiene vivo el país.

La tierra del olvido

Ayer domingo, leyendo los “confidenciales” de Semana, se aprecia la marcada diferencia entre la opinión santafereña y la de la provincia olvidada y relegada, cuando se refieren al análisis que desde el diario de la familia Gómez Martínez se le hiciera a la última encuesta, el 42 por ciento de los colombianos considera que no vamos por buen camino, que la cifra mediática del primer año y medio de Santos se esfumó.

“Tono Agrio”

Así se infiere de la publicación de El Colombiano cuando la propia Semana subraya con el título “Tono agrio”  el análisis de las  publicaciones de dicho diario, cuando afirma: “el gobierno de Santos no va bien”… Se raja en corrupción, guerrilla, pobreza y seguridad”… Y remata así: “Colombia no admitiría más frivolidad ni ligereza en asuntos de supervivencia y dignidad institucional”, Y como si lo anterior fuera poco, en el  editorial aparecen frases como estas: “veremos si Santos quiere seguir jugándose su prestigio en soterradas movidas políticas y opta por privilegiar conveniencias personales y compromisos políticos”.

Respuesta

Ante una pregunta formulada en un acto público por el radioperiodista paisa Fernando Vera sobre la intromisión del gobierno  en la opinión de la prensa, Ana Mercedes Gómez, directora de El Colombiano, manifestó que ha sentido la presión no una sino dos veces de un emisario de la Casa de Nariño  para que se le baje el voltaja a los ataques al gobierno. En columna de El País, de Cali, titulada “El censor” el ex vicepresidente Francisco Santos reveló que estas tareas las cumple el consejero Juan Mesa, quien ha  visitado a la directora del matutino conservador maicero en su sede de Envigado para exigirle que suavizara sus ataques al Presidente, a lo que ella respondió que se limita a contar la verdad y nada más que la verdad.

Otros detalles

Si a este panorama le agregamos la asfixia publicitaria que viene sufriendo  “La hora de la verdad”,  noticiero que dirige hace 8 años, por Súper,  el exministro Fernando Londoño,   estamos pareciéndonos a lo que hacen Chávez, en Venezuela, y Correa, en Ecuador, con los periódicos que cuestionan su gobierno. Si esto es el gobierno de un presidente-periodista, nieto de Calibán, y hermano de Enrique Santos,  apague y vámonos!