Brasileños marchan para exigir salida de Rousseff | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Agosto de 2015

Hartos de la corrupción de proporciones épicas en Petrobras, los precios que suben y el empleo que cae, casi un millón de brasileños vestidos con el verde y amarillo de la bandera nacional se volcaron a las calles para exigir la salida de la presidenta Dilma Rousseff.

 

La tercera gran protesta contra el gobierno en seis meses -pacífica y en clima de carnaval- reunió el domingo a 866.000 personas en Sao Paulo, Rio de Janeiro, Brasilia y otro centenar de ciudades, según cifras de la policía recopiladas por el sitio G1.

 

La movilización superó a la anterior del 12 de abril (600.000 personas), pero fue inferior a la primera del 15 de marzo, que reunió entre un millón y tres millones de personas en las calles.

Agitando banderas de Brasil o vestidos con la camiseta "verdeamarela" de la selección de fútbol, los manifestantes cantaron el himno nacional, gritaron "¡Fuera PT!", "¡Fuera Dilma!", y levantaron pancartas donde se leía "No a la corrupción", a raíz del colosal escándalo de sobornos que costó al menos 2.000 millones de dólares a la petrolera estatal Petrobras.

"Vamos a marchar hasta el fin. Hasta que la presidente salga del gobierno. Tiene que irse definitivamente y dejar este país en paz y libre de esa mafia del Partido de los Trabajadores", dijo Patricia Soares, una funcionaria pública de 43 años en Brasilia, no lejos de un gigantesco muñeco inflable del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) vestido con un traje a rayas de presidiario.

Sao Paulo, el centro económico de Brasil de 11 millones de habitantes, concentró el mayor número de manifestantes: 350.000 en la avenida Paulista, según la policía, aunque la encuestadora Datafolha, que siempre calcula por debajo de las autoridades, dijo que habían 135.000.

 

Por su lado, los organizadores estimaron un millón de manifestantes en la metrópoli y dos millones en total en todo el país.

 

- "Brasil despertó" -

 

El gobierno "vio las manifestaciones "dentro de la normalidad democrática", se limitó a decir el ministro de Comunicaciones de la Presidencia Edinho Silva, en una nota enviada a la AFP.

 

Mientras, el senador y líder de la oposición (PSDB, centro) Aecio Neves, que perdió en octubre el balotaje contra Rousseff por apenas 3 puntos porcentuales, participó por primera vez en la protesta de Belo Horizonte (sureste) vestido con una camiseta amarilla.

"¡Basta de tanta corrupción! ¡Mi partido es Brasil!", gritó Neves a los manifestantes. "Brasil despertó. Es el pueblo en la calle que permitirá la superación de la crisis. No este gobierno que no tiene más autoridad ni credibilidad", lanzó desde un camión de sonido, antes de sacarse fotografías con manifestantes.

En Rio de Janeiro, sede de los Juegos Olímpicos de 2016 y donde se disputó este domingo el evento test olímpico de ciclismo de pista, decenas de miles colmaron la avenida Atlántica frente a la célebre playa de Copacabana en un perfecto día de sol. Algunos manifestaban en bikini o pequeños shorts, otros cargando sus tablas de surf o haciendo skate.

 

"Están saqueando Brasil", se lamentó Jorge Portugal, un jubilado de 63 años. 

Los manifestantes piden la renuncia o el "impeachment" (juicio político en el Congreso) de la presidenta de la séptima economía mundial, una opción que podría darse si el Tribunal de Cuentas juzga finalmente que usó de manera indebida fondos de bancos públicos para tapar agujeros en el presupuesto.

"Nuestro objetivo es cambiar Brasil. Ya no aguantamos más esta corrupción, los niveles de miseria y sufrimiento. No pueden haber millones de reales desviados al año", dijo a periodistas en Sao Paulo Rogerio Chequer, líder de 'Vem pra Rua' (Ven a la calle), uno de los organizadores de las protestas.

La justicia brasileña examina asimismo si Rousseff financió su campaña con fondos ilegales provenientes del escándalo que estalló en la mayor empresa de Brasil, lo cual podría terminar con una anulación de las elecciones de 2014.

 

- "No voy a caer" -

"Está muy bien que la gente salga y proteste y hasta que pida la salida de la presidenta, pero ¿para poner a quién?", se preguntó André Perfeito, economista jefe de la consultora Gradual Investimentos en Sao Paulo.

"En el empresariado y en la élite hay una idea de que sería aún peor si ella saliera", estimó Perfeito en declaraciones a la AFP.

La mandataria de izquierda fue electa por primera vez en 2010, cuando Brasil creció un espectacular 7,5% y cautivó al mundo sacando de la pobreza a más de 40 millones de personas. La población total de Brasil es de 202 millones de habitantes.

 

Pero hoy, a siete meses de haber comenzado su segundo mandato, su popularidad ha caído a cifras de un dígito tras cuatro años de frágil o nulo crecimiento económico y la confabulación en Petrobras.

Rousseff, una exguerrillera de 64 años que luchó contra la dictadura, se aferra a su silla en el Palacio de Planalto: "No voy a caer", asegura.