Brasil participará en el nuevo aumento de capital del Fondo Monetario Internacional (FMI) decidido este viernes, pero su ministro de Finanzas, Guido Mantega, no dudó en cargar de nuevo contra la institución y los países europeos.
Los países ricos y emergentes del G20 se comprometieron el viernes en Washington a aumentar los recursos crediticios del Fondo en más de 430.000 millones de dólares, informó la institución y el grupo en un comunicado conjunto.
La última aportación extraordinaria de Brasil al Fondo fue del orden de 10.000 millones de dólares en 2009, una medida histórica porque por primera vez la potencia sudamericana se convertía en acreedor del Fondo.
Pero Mantega volvió a criticar acerbamente al Fondo en un discurso que deberá pronunciar el sábado ante el Comité Monetario y Financiero del Fondo, y que fue publicado de forma adelantada en el sitio internet de la entidad.
La dirección y los expertos del Fondo "persisten en dar consejos que nadie les ha solicitado" sobre los controles de capital que Brasil practica, criticó Mantega, que representa también a otros ocho países de la región en el Comité, entre ellos Colombia y Ecuador.
Brasil sigue quejándose de que los miembros del Fondo no han completado aún el proceso de redistribución de poder a partir de las nuevas cuotas pactadas en 2010, lo que está perjudicando a países emergentes y pone en tela de juicio la credibilidad de la entidad.
"La resistencia que están demostrando algunos países a la hora de acatar los acuerdos a los que llegamos... es profundamente dañina para esta institución y para la propia credibilidad de esos países", añadió.
En su duro discurso Mantega retomó los argumentos que han convertido a Brasil en uno de los miembros más destacados del G20.
"El FMI le ha dado un fuerte espaldarazo a las políticas monetarias en países avanzados, incluidas las recientes medidas tomadas por el Banco Central Europeo (BCE)", dijo.
"Pero ha sido más reacio a apoyar las medidas defensivas que algunas economías emergentes se ven obligadas a desplegar en respuesta al impacto de esas políticas", añadió.
El FMI aceptó por primera vez el año pasado que los controles de capital pueden ser una solución a la inestabilidad que generan.
Brasil tiene toda la intención de seguir aplicando sus políticas de defensa del real, añadió Mantega.
El Fondo aceptó una reevaluación de las cuotas y de la representación en sus órganos directivos tras la crisis de 2008 y las contribuciones extraordinarias que debieron hacer los países miembros, recordó Mantega.
Esas reformas debían en principio aplicarse de aquí a final de año, y el tiempo se agota, advirtió Mantega.
La crisis financiera de 2008 colocó el peso de la recuperación económica en los hombros de los países emergentes y es hora de pasar cuentas, resumió Mantega.
"No deberíamos reinventar la rueda. El relativo peso (de las economías mundiales) se mide mejor en términos de porcentaje en el Producto Interior Bruto (PIB) mundial", dijo.
La cuota calculada para Brasil es equivalente a la de los Países Bajos e inferior a la de España, criticó Mantega.
España consiguió un modesto aumento de su cuota en el seno del Fondo tras las discusiones de 2010.
"La cuota de España, por increíble que parezca, es mayor que la suma total de las cuotas de todos los 44 países del África subsahariana", explicó el ministro.
AFP